El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, anunciaron esta decisión tras la reunión que mantuvieron en Nueva York con representantes de doce países americanos, de la presidencia española de la UE y de la Comisión Europea.
Acordaron además enviar lo antes posible –a poder ser el viernes o el sábado– una misión diplomática a Tegucigalpa, compuesta por cancilleres americanos, con el objetivo de poner en marcha una mesa de negociación. Todos decidieron atender la petición de Zelaya, que pidió que vuelvan los embajadores una vez que Zelaya se encuentra de nuevo en el país, con el objetivo de apoyar "sobre el terreno" esa mesa de diálogo, destinadas a negociar una salida pacífica a la crisis.
Moratinos, quien avanzó que su intención es que el embajador de España regrese cuanto antes a Tegucigalpa, hizo pública la "preocupación" de la UE y de la OEA ante la "gravedad" de la crisis y volvió a reclamar a las autoridades que eviten que la situación se desborde y que se viole la inmunidad de la embajada de Brasil, donde se encuentra refugiado Zelaya.
Insulza consideró que el momento actual supone "una gran oportunidad para sentarse a negociar y promover una salida pacífica" que restituya la legalidad en el país. Moratinos quiso dejar claro que tanto la OEA como la UE mantienen su condena al "golpe de Estado" y reclaman la restitución de Zelaya y el restablecimiento del orden constitucional.