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La presión internacional fuerza a Mohamed VI a liberar a 48 presos políticos saharauis

Koffi Annan reconoció por primera vez el pasado jueves la violación de los derechos humanos de los saharauis por parte del régimen marroquí. Estas palabras, más la presión internacional, han forzado a Mohamed VI a conceder el indulto para los 48 activistas saharauis detenidos durante las últimas manifestaciones en favor de la autonomía de la región. El Frente Polisario ha denunciado las torturas en la cárcel Negra de El Aiún y las oleadas de represión en las últimas semanas.

(Libertad Digital) Con motivo de la visita de Mohamed VI a la región, y por la constante presión internacional, fueron liberados 37 presos políticos de la cárcel Negra de El Aiún, pero permanecían otros 48 a los que el régimen ha concedido este sábado la amnistía tras las palabras de Koffi Annan, denunciando la situación de los derechos humanos en la región, y por las constantes peticiones de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
 
Pese a la degradación de la situación, los activistas saharauis mantienen que nada les impedirá seguir luchando por su causa. Uno de los liberados, en declaraciones a Libertad Digital, ha declarado que "para que todo el mundo sepa que hay un pueblo que no se cansa de gritar a favor de la independencia, tenemos que salir a la calle y reclamar nuestros derechos, como venimos haciendo especialmente desde el inicio de la intifada, aunque luego seamos asaltados y torturados".
 
Los saharauis afirman que ellos se manifiestan pacíficamente y que obtuvieron como respuesta los azotes de las fuerzas de seguridad. Según los datos que se desprenden de un informe del Polisario, en Smara, principal foco de la revuelta saharaui y el más conflictivo durante la última intifada de marzo, la represión se ha saldado con 20 casas destruidas, doce de ellas con fuego. Resultaron heridas 132 personas, de las que 30 están heridas graves, 90 leves, 10 fracturas y dos abortos.
 
Nueve fuerzas de seguridad controlan la región
 
Son nueve los distintos cuerpos de seguridad del régimen marroquí destinados a la región de Smara, en el norte del Sahara Occidental, para controlar a una población saharaui de unas 8.000 personas. En la región hay más 12.000 colonos marroquíes, que han ido asentándose en la zona por la política de Marruecos de ocupación del territorio. Los presos políticos liberados sienten que aún viven en la cárcel, por la persecución diaria. Marruecos les priva de sus pasaportes y del derecho a trabajar. Cada vez son más las nuevas generaciones de saharauis, y más mujeres, las que salen a la calle a manifestarse para denunciar su situación.
 
Un saharaui activista de los Derechos Humanos ha declarado a Libertad Digital que "sólo porque queremos ser libres y soberanos de nuestra patria estamos soportando torturas, malos tratos, violaciones, detenciones; hemos nacido para sufrir". Confían en que algún día vivirán bajo el mandato de la RASD.
 
Marruecos no acepta el Plan Baker, que contempla un referendum en el que se decidiría el futuro de la región tras un período transitorio de cinco años, en el que se mantendría bajo tutela marroquí. La única alternativa que Marruecos plantea al conflicto del Sahara Occidental es un plan basado en una amplia autonomía para el territorio, con soberanía del régimen alauí, algo que el Frente Polisario rechaza frontalmente. Las Naciones Unidas y el derecho internacional reconocen el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, pero también reconocen la inoperatividad de la propia ONU para resolver el conflicto.

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