LD (Agencias) La juez Pillay, una de las siete mujeres elegidas como juez de la futura Corte Penal Internacional (CPI), jurará su cargo en La Haya, adonde se trasladará cuando termine dos casos que aún tiene pendientes en el tribunal de Ruanda. Según la juez, sudafricana de nacimiento y una de las primeras abogadas que defendió a los presos del "apartheid", la jurisprudencia de los tribunales para la ex Yugoslavia y Ruanda "ha creado una nueva vía para la búsqueda de la justicia y la paz".
Creado en 1994 por Naciones Unidas, el TPIR ha emitido hasta ahora ocho condenas y una absolución, lo que ha motivado fuertes críticas por la lentitud de los procesos. "Todo el mundo puede imaginar lo que es mudarse a una casa sin construir. Yo redacté mi primer acta en un hotel con una máquina de escribir prestada", recordó Pillay. Según la presidenta, ha habido que esperar a la colaboración de otros países para detener a los acusados y "es ahora cuando años de investigaciones y mociones judiciales están dando fruto".
Pillay, que ha presidido la corte durante los últimos cuatro años, ha participado en ocho de los nueve veredictos emitidos, incluido el del "caso Akayesu", que por primera vez condenó a un acusado por violación sexual como crimen de genocidio. En respuesta a las críticas de que el tribunal no ha investigado suficientemente los delitos sexuales contra las mujeres, la presidenta afirmó que "como juez, yo sólo debo examinar el acta de acusación que me presentan".
Creado en 1994 por Naciones Unidas, el TPIR ha emitido hasta ahora ocho condenas y una absolución, lo que ha motivado fuertes críticas por la lentitud de los procesos. "Todo el mundo puede imaginar lo que es mudarse a una casa sin construir. Yo redacté mi primer acta en un hotel con una máquina de escribir prestada", recordó Pillay. Según la presidenta, ha habido que esperar a la colaboración de otros países para detener a los acusados y "es ahora cuando años de investigaciones y mociones judiciales están dando fruto".
Pillay, que ha presidido la corte durante los últimos cuatro años, ha participado en ocho de los nueve veredictos emitidos, incluido el del "caso Akayesu", que por primera vez condenó a un acusado por violación sexual como crimen de genocidio. En respuesta a las críticas de que el tribunal no ha investigado suficientemente los delitos sexuales contra las mujeres, la presidenta afirmó que "como juez, yo sólo debo examinar el acta de acusación que me presentan".