L D (EFE) A partir de este viernes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) tendrá 30 días para dictaminar si el número de firmas válidas alcanza los 2,4 millones necesarios, un 20 por ciento del electorado como señala la Constitución para poder convocar el referéndum.
La alianza opositora Coordinadora Democrática anunció que las firmas serán transportadas hasta la sede del CNE por una caravana de automóviles, bajo fuertes medidas de seguridad, con efectivos de la Guardia Nacional y de las policías Metropolitana (PM) de Caracas y del cercano estado de Miranda. El líder de la Coordinadora y gobernador de Miranda, el socialcristiano Enrique Mendoza, llamó a la sociedad civil a acompañar la caravana opositora hasta la CNE.
Desde su recolección hace dos semanas, la oposición no ha dejado de denunciar que el Gobierno tiene preparado un "plan de sabotaje" para destruir las firmas, mientras el oficialismo asegura que más de un millón y medio de las rubricas recogidas son falsas. La guerra política ha salpicado incluso al CNE, que se ha visto forzado en más de un ocasión a exigir a los dos bandos que respeten su "independencia y autonomía".
Chávez insistió el miércoles en un acto público en que la "mayoría" de las firmas en su contra son "fraudulentas" porque "fueron duplicadas" o pertenecen "a muertos y extranjeros". También reiteró su "confianza" en que el "árbitro electoral va a cantar lo que tiene que cantar" y en que "el fraude no pasará".
La alianza opositora Coordinadora Democrática anunció que las firmas serán transportadas hasta la sede del CNE por una caravana de automóviles, bajo fuertes medidas de seguridad, con efectivos de la Guardia Nacional y de las policías Metropolitana (PM) de Caracas y del cercano estado de Miranda. El líder de la Coordinadora y gobernador de Miranda, el socialcristiano Enrique Mendoza, llamó a la sociedad civil a acompañar la caravana opositora hasta la CNE.
Desde su recolección hace dos semanas, la oposición no ha dejado de denunciar que el Gobierno tiene preparado un "plan de sabotaje" para destruir las firmas, mientras el oficialismo asegura que más de un millón y medio de las rubricas recogidas son falsas. La guerra política ha salpicado incluso al CNE, que se ha visto forzado en más de un ocasión a exigir a los dos bandos que respeten su "independencia y autonomía".
Chávez insistió el miércoles en un acto público en que la "mayoría" de las firmas en su contra son "fraudulentas" porque "fueron duplicadas" o pertenecen "a muertos y extranjeros". También reiteró su "confianza" en que el "árbitro electoral va a cantar lo que tiene que cantar" y en que "el fraude no pasará".