L D (EFE) "Podríamos estar en el comienzo de un proceso que conducirá a la creación de cárteles como el de Medellín", subrayó en conferencia de prensa el director de la Oficina contra la Droga y el Crimen de las Naciones Unidas (ONUDC), Antonio María Costa, en la sede de la OTAN en Bruselas. Costa hizo este miércoles un llamamiento a las fuerzas militares internacionales de la Alianza Atlántica desplegadas en Afganistán para que "se impliquen en la lucha contra el tráfico de droga y contra los traficantes de opio" en ese país.
Recalcó que "la mayoría" de los llamados "señores de la guerra" está implicada en la "guerra de poder por la droga a gran escala" que se registra en Afganistán, sobre todo en cinco provincias del país, dado que éstos se reparten los beneficios procedentes del narcotráfico. Según Costa, los "señores de la guerra" destinan parte de los ingresos de la droga a comprar armamento y alimentar a sus guerrilleros. Subrayó que la situación es "alarmante" y "muy peligrosa", si no se hace nada para evitar que continúe esta guerra de poder por el control del narcotráfico en Afganistán.
Asimismo, destacó que el pasado año se produjeron 3.400 toneladas de opio en 74.000 hectáreas de terreno y que el cultivo generó ingresos por un total de 1.200 millones de dólares (cerca de 1.025 millones de euros), mientras que los traficantes obtuvieron ganancias del orden de 2.500 millones de dólares (más de 2.130 millones de euros). Esta cantidad contrasta con los 1.300 millones de dólares (unos 1.110 millones de euros) que la comunidad internacional destinó el año pasado a ayudar a Afganistán, añadió este director ejecutivo de las Naciones Unidas.
Resaltó que uno de los motivos del aumento de los ingresos se debe a la fuerte subida de los precios, que se han multiplicado por diez, dado que ahora un kilogramo de opio cuesta unos 350 dólares (más de 298 euros). Costa, quien aseguró que Afganistán vive un proceso de "cartelización", consideró fundamental que la Fuerza de Estabilización en Afganistán (ISAF) desempeñe "un papel crucial" en este proceso. "Es indispensable, para empezar, que se prohíba el tráfico de droga", indicó Costa.
Afirmó que los cultivos alternativos al opio no son una verdadera solución, dado que un agricultor prefiere ganar 350 dólares por un kilogramo de opio que un dólar por un kilo de trigo. "Es necesario empezar a frenar este proceso de gangrena", opinó el enviado de la ONU, quien alertó de que parte de los ingresos del tráfico de droga va destinado a los terroristas que se encuentran en el sur de Afganistán.
Recalcó que "la mayoría" de los llamados "señores de la guerra" está implicada en la "guerra de poder por la droga a gran escala" que se registra en Afganistán, sobre todo en cinco provincias del país, dado que éstos se reparten los beneficios procedentes del narcotráfico. Según Costa, los "señores de la guerra" destinan parte de los ingresos de la droga a comprar armamento y alimentar a sus guerrilleros. Subrayó que la situación es "alarmante" y "muy peligrosa", si no se hace nada para evitar que continúe esta guerra de poder por el control del narcotráfico en Afganistán.
Asimismo, destacó que el pasado año se produjeron 3.400 toneladas de opio en 74.000 hectáreas de terreno y que el cultivo generó ingresos por un total de 1.200 millones de dólares (cerca de 1.025 millones de euros), mientras que los traficantes obtuvieron ganancias del orden de 2.500 millones de dólares (más de 2.130 millones de euros). Esta cantidad contrasta con los 1.300 millones de dólares (unos 1.110 millones de euros) que la comunidad internacional destinó el año pasado a ayudar a Afganistán, añadió este director ejecutivo de las Naciones Unidas.
Resaltó que uno de los motivos del aumento de los ingresos se debe a la fuerte subida de los precios, que se han multiplicado por diez, dado que ahora un kilogramo de opio cuesta unos 350 dólares (más de 298 euros). Costa, quien aseguró que Afganistán vive un proceso de "cartelización", consideró fundamental que la Fuerza de Estabilización en Afganistán (ISAF) desempeñe "un papel crucial" en este proceso. "Es indispensable, para empezar, que se prohíba el tráfico de droga", indicó Costa.
Afirmó que los cultivos alternativos al opio no son una verdadera solución, dado que un agricultor prefiere ganar 350 dólares por un kilogramo de opio que un dólar por un kilo de trigo. "Es necesario empezar a frenar este proceso de gangrena", opinó el enviado de la ONU, quien alertó de que parte de los ingresos del tráfico de droga va destinado a los terroristas que se encuentran en el sur de Afganistán.