Para mi es evidente que alguien-no se sabe quien-escribió la carta a nombre de dos niños de 15 y 13 años respectivamente, y que los medios de comunicación-siempre interesados en mantener viva una noticia- le han dado crédito. Opino que si los hijos de la activista saharaui consideran que la decisión de no comer y dejar de tomar medicamentos es "muy mala" y "peligroso para ella", en lugar de dirigir su carta a todos los niños del mundo debieran de habérsela dirigido a su propia madre, que es quien ha tomado la decisión voluntaria y libérrima de alimentarse a base de agua y azucar, que dicho sea de paso, es una forma optima de mantener vivo el organismo y sobre todo el cerebro que es un consumidor voraz de glucosa.
Si esta señora muere, la responsable será ella, que ha decidido matarse de hambre, y nadie más.
Y no importa si su causa es justa o no, lo cual siemprer será opinable. La realidad es que todos los actos acarrean responsabilidades, y uno tiene que estar preparado para aceptarlas.