L D (EFE) En una breve conferencia de prensa celebrada junto a la embajada norcoreana en Pekín, Pak Myong-kuk mostró el abierto rechazo de su Gobierno a la propuesta estadounidense, que pide "un desmantelamiento completo, verificable e irreversible del programa nuclear norcoreano".
De esta manera, Pyongyang mantuvo su línea "dura" y confirmó los temores del Ministerio de Exteriores chino, cuyo portavoz señaló el jueves que las diferencias entre las partes –especialmente entre EEUU y Corea del Norte– "siguen siendo profundas".
Pese a los desacuerdos, los delegados de los seis países iniciaron este viernes la tercera ronda de conversaciones, que se espera se prolonguen el fin de semana. El objetivo éstas es alcanzar puntos de consenso que permitan celebrar, el próximo junio y ya al más alto nivel, una nueva ronda de negociaciones.
De esta manera, Pyongyang mantuvo su línea "dura" y confirmó los temores del Ministerio de Exteriores chino, cuyo portavoz señaló el jueves que las diferencias entre las partes –especialmente entre EEUU y Corea del Norte– "siguen siendo profundas".
Pese a los desacuerdos, los delegados de los seis países iniciaron este viernes la tercera ronda de conversaciones, que se espera se prolonguen el fin de semana. El objetivo éstas es alcanzar puntos de consenso que permitan celebrar, el próximo junio y ya al más alto nivel, una nueva ronda de negociaciones.
La dictadura norcoreana está preparada, aseguró Pak Myon-kuk, para debatir el momento y forma de verificación de la "congelación" de su programa nuclear, pero no está dispuesta a desmantelarlo por completo.
La crisis norcoreana comenzó en octubre de 2002, cuando Pyongyang reconoció la reactivación de su programa de enriquecimiento de plutonio. Posteriormente se retiró del Tratado de No Proliferación de 1994 y expulsó de su territorio a los inspectores de Naciones Unidas.