El que a la mujer de Liu Xiaobo la tengan bajo vigilancia policial constante dice más del régimen, quizás, que el que al propio Liu lo hayan encarcelado por temas de conciencia. Vamos, un respeto total y exquisito a las libertades individuales de estas dos personas. Y luego se atreve el Gobierno chino a defender la honorabilidad del Nobel de la Paz a la vez que lo ataca...
Pero, claro, es lo que hacen todas las izquierdas: atacar a aquello que no le conviene en el momento, sin importar cuán razonable o acorde con su ideología es. Eso, unido a una enorme habilidad retórica, que hace que se lleven de calle a los que menos formación tienen (y que, por tanto, se dejan embelesar por la belleza del discurso), es lo que les permite tener el poder que tienen.