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La CIA ocultó al Congreso un programa antiterrorista tras el 11-S

Los esfuerzos del Gobierno de George W. Bush por impedir un nuevo atentado terrorista tras el 11-S llevaron a su Ejecutivo a idear un programa antiterrorista sin precedentes, que la CIA mantuvo en secreto por orden del vicepresidente Cheney.

La CIA ocultó al Congreso norteamericano la existencia del programa antiterrorista desde 2001 por orden directa del vice presidente Dick Cheney, según ha reconocido el director del servicio de inteligencia estadounidense, Leon Panetta, a los comités de inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes, informa 'The New York Times' citando dos fuentes anónimas con conocimiento de esas declaraciones.

En dos comparecencias diferentes celebradas a puerta cerrada el mes pasado ante ambos comités, Panetta, designado en el cargo el pasado mes de enero por el presidente, Barack Obama, aseguró que había ordenado la suspensión de ese programa el pasado 23 de junio, cuando conoció su existencia a través de uno sus subordinados.

Miembros de los servicios de inteligencia y del Congreso han asegurado al diario neoyorquino que el programa, cuyos detalles permanecen aún sin conocerse, se inició tras los atentados del 11-S pero nunca llegó a estar completamente operativo; sólo se realizaron labores de planificación y entrenamientos desde 2001 hasta 2009. Además, han señalado que ese plan antiterrorista no está relacionado con el controvertido programa de interrogatorios.

El rotativo recuerda que en los meses siguientes a los atentados contra las torres gemelas, ante el temor a un nuevo atentado de Al Qaeda, los dirigentes de los servicios de inteligencia norteamericanos propusieron medidas radicales para evitar ataques.

De los principales dirigentes de la Administración del ex presidente George W. Bush, Cheney ha sido siempre uno de los mayores defensores de las técnicas de interrogatorios utilizadas por la CIA en la lucha contra el terror y posiblemente el más crítico con el Ejecutivo de Obama por revelar algunos de los métodos utilizados, como el 'waterboarding' o ahogamiento simulado. Hasta ahora siempre ha defendido que la revelación de estas técnicas de interrogatorios podría poner en peligro la seguridad nacional.

El periódico neoyorquino asegura que trató de ponerse en contacto con Cheney a través de sus familiares para preguntarle al respecto, pero sus esfuerzos fueron infructuosos. Un portavoz de la CIA, Paul Gimigliano, no quiso hablar sobre la posible implicación de Cheney y se limitó a señalar que "cuando un agente de la CIA trasladó esa información a Panetta, lo hizo recomendando que fuese compartida apropiadamente con el Congreso".

Las leyes estadounidenses exigen al presidente de Estados Unidos que se asegure de que los comités de inteligencia de la Cámara de representantes y del Senado están "plenamente informados" sobre las actividades realizadas por los servicios de inteligencia. Que las autoridades desconociesen la existencia de este programa durante ocho años por deseo expreso de Cheney, señala el 'New York Times', aumenta el misterio que gira en torno a él y sugiere que la Administración Bush habría dado alta prioridad al programa y a mantenerlo en secreto.

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