L D (Europa Press) En concreto, Collen Graffy afirmó que en la administración Bush están "muy interesados en saber por qué" el jefe de la diplomacia española no encontró un hueco en su apretada agenda para encontrarse con la disidencia cubana, en un viaje de gran valor simbólico.
Desde que en 1998 viajase el ministro Abel Matutes ningún otro responsable de Exteriores había visitado oficialmente La Habana como muestra de su rechazo al régimen personalista y autoritario de Fidel Castro. El Gobierno de Rodríguez Zapatero quería dar un giro y "normalizar" las relaciones con la dictadura.
Para la vicesecretaria adjunta de Estado es de especial importancia saber que "alguien te apoya". Con todo, se dijo conocedora del "interés" de España por que se produzca una transición democrática en Cuba. Y, a este respecto, anunció que EEUU quiere mantener unas "conversaciones abiertas" con el gobierno español para valorar el futuro de la isla.
El pasado 4 de marzo, no fue el ministro de Exteriores de España el que se reunió con la disidencia sino el director general para Iberoamérica, Javier Sandomingo. Moratinos ya se había marchado, un día antes, de la isla sin recabar las impresiones de la oposición sobre el régimen castrista.
Pese a que el Gobierno del PSOE, por medio de la vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega, se esmeró por intentar enmendar el error e intentar convencer de que los contactos con la disidencia se habían producido al "más alto nivel". Lo cierto es que el plante de Moratinos provocó el desaire en bloque de la disidencia.
Tanto fue así que salvo el socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa y Eloy Gutiérrez Menoyo, de Cambio Cubano, el resto de los miembros de la oposición no acudieron a la reunión como muestra de su enojo.