La gira mundial de la antorcha olímpica previa a la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 se ha convertido en una plataforma internacional para protestar contra los abusos de la dictadura comunista, muy especialmente en las regiones autónomas del Tíben y Xinjang. Primero le tocó el turno a la vieja Europa, pero luego ocurrió lo mismo en San Francisco (EEUU); Argentina; Pakistán y ahora Tailandia.
Pese a estos incidentes unidos al anuncio de múltiples líderes internacionales de no asistir a la ceremónia de inaguración de los Juegos Olímpicos; ningún país ni ningún patrocinador oficial ha retirado su apoyo a Pekín 2008. Todos, inciden en que hay que hacer prevalecer el espíritu olímpico.
Estados Undios, por ejemplo, en respuesta a las protestas internacionales contra la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales se ha mostrado partidario de utilizar la diplomacia y las negociaciones para atraerse a China a la legalidad internacional.