L D (EFE) En declaraciones a la prensa, Koizumi dijo que "la posición básica de Japón es apostar por la amistad chino-nipona, de ahí que considere que deberíamos celebrar esas conversaciones".
Corea del Sur y China identifican el templo de Yasukuni con el militarismo que llevó a Japón a invadir ambos países en los años previos a la Segunda Guerra Mundial y se oponen frontalmente a que un jefe de Gobierno visite ese símbolo del ultranacionalismo nipón. En los últimos meses, tanto Hu como el presidente surcoreano, Roh Moo-hyon, habían advertido a Koizumi de que una nueva visita a Yasukuni podría dañar de forma irreparable las de por sí difíciles relaciones de Japón con esos países.
Sin embargo, y a pesar de la crisis desatada con Corea del Sur y China por la quinta visita de Koizumi a Yasukuni, el primer ministro japonés subrayó su perplejidad por la reacción a un gesto que considera de índole "particular" y al margen de sus deberes como hombre de Estado. Las visitas a Yasukuni "no son un asunto que un Gobierno extranjero deba criticar", afirmó el primer ministro japonés.
Sin embargo, dos Tribunales Superiores de provincias ya han dictaminado que las visitas a Yasukuni no pueden desvincularse del cargo ocupado por Koizumi, de ahí su inconstitucionalidad, dada la separación entre Estado y religión en Japón. La llamada de Koizumi al diálogo y a la celebración de una cumbre con el presidente Hu recibió este mismo martes una negativa de Pekín.
El viceministro de Asuntos Exteriores chino, Wu Dawei, explicó que veía "muy difícil" la celebración de una reunión bilateral entre Koizumi y Hu durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que acogerá el 18 y 19 de noviembre la ciudad surcoreana de Pusan. China ya había cancelado la reunión que el pasado domingo debía haberse celebrado en Pekín entre Machimura y el ministro de Exteriores chino, Li Zhaoxing, y que tenía como objetivo limar otras disputas, en materia territorial y de seguridad.
A pesar de la preocupación existente en el Gobierno japonés sobre el alcance de los efectos de la visita de Koizumi a Yasukuni y sus repercusiones sobre la economía o la seguridad de Japón, el primer ministro ha seguido esta semana añadiendo grados al clima de tensión derivado de su homenaje a los caídos. La prensa japonesa se hizo este martes eco de la entrevista concedida por Koizumi al diario estadounidense The Washington Post, en la que califica la visita a Yasukuni como "un asunto de menor importancia".
"Encuentro difícil entender por qué debería dejar de hacerlo", aseguró Koizumi, al manifestar su comprensión por el sentimiento que predomina en Asia y que considera a Japón como una amenaza tras lo ocurrido hace 60 años, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Eso explica el interés de países como China en "contener a Japón", "sostener esa percepción de Japón como un rival y crear un sentimiento antinipón, lo que redunda en beneficio de las autoridades chinas", según el primer ministro nipón.