L D (Agencias) Néstor Kirchner asumió como presidente con el compromiso de convertir a Argentina en un país "serio y normal" a partir de un "proyecto nacional" con el que pretende "dar vuelta una página de la historia". Eufórico y sin respetar algunas de las imposiciones que marca el protocolo, el peronista Kirchner llamó a sus compatriotas a enfrentar "el desafío del cambio" para "refundar Argentina" después de recibir el mando de manos de su antecesor, Eduardo Duhalde. En un discurso de 48 minutos de duración ante el pleno de la Asamblea Legislativa, el nuevo gobernante diferenció los principales objetivos de su gestión de las políticas neoliberales aplicadas en el país sudamericano durante la última década. En los tramos más aplaudidos de su mensaje, Kirchner habló de la reconstrucción del "capitalismo nacional", del nuevo papel del Estado como "el gran reparador de las desigualdades sociales" y de "reconciliar a la política con la sociedad". Ante doce jefes de Estado latinoamericanos y el heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, entre otros invitados especiales presentes en la ceremonia de asunción, destacó que Argentina necesita "calidad institucional" y decretó el "fin de la impunidad".
El nuevo presidente dijo que buscará "negociar racionalmente" con los acreedores para reducir el monto de la deuda externa y postergar los vencimientos, además de anunciar una política externa sin "alineamientos automáticos" y con fomento a la integración latinoamericana. Quien fuera gobernador de la sureña provincia de Santa Cruz desde 1991 y miembro del mayoritario Partido Justicialista (peronista) tomó posesión en la sede del Parlamento y no en la Casa de Gobierno, donde tradicionalmente se realiza este tipo de actos. Tuvo algunas dificultades para colocarse la banda presidencial y tomar el bastón de mando que le entregó Duhalde y en el tumultuoso trayecto entre la Legislatura y el edificio del Gobierno, donde fue saludado por una multitud, sufrió un corte en la frente. En algunos tramos de la caminata Kirchner, de 53 años, se abrió paso entre sus custodios para saludar a la gente, mientras que su esposa, Cristina Fernández, tampoco siguió el protocolo como primera dama al asistir al traspaso de mando desde su escaño de senadora.
Kirchner mencionó que "este proyecto nacional convoca a todos los ciudadanos por encima de los alineamientos partidarios a poner manos a la obra de este trabajo de refundar la patria". Sin nombrarlo, criticó con dureza al también peronista Carlos Menem, que gobernó Argentina de 1989 a 1999 y fue su rival en las elecciones del pasado 27 de abril, al sostener que "atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, fundamentalistas y mesiánicos". Aunque Menem se impuso en esos comicios y Kirchner fue el segundo candidato más votado, fue proclamado presidente debido a que el ex gobernante renunció a participar en la segunda ronda electoral, que estaba prevista para el último domingo. "Llegamos sin rencores pero con memoria", aseguró el nuevo mandatario, quien dijo que forma parte "de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias", en referencia a las víctimas de la última dictadura militar (1976-1983).
La medalla de Buenos Aires, para Castro
El presidente de Cuba, Fidel Castro, destacó este lunes en Buenos Aires el "clima de optimismo y esperanza" que viven los argentinos por la llegada al poder del peronista Néstor Kirchner, con quien tendrá una reunión antes de regresar a su país. Castro fue aclamado por activistas de izquierda y grupos de desocupados cuando acudió a rendir homenaje al general José de San Martín en el monumento que recuerda al prócer de la independencia de Argentina, Chile y Perú, en Buenos Aires. "Hay un especial cariño entre los cubanos y los argentinos que viene de la Historia, de la época de José Martí, quien escribió sobre los grandes libertadores", apuntó. También recordó al "hermano argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, de quien dijo que luchó junto a los cubanos "en momentos difíciles", en referencia a la guerrilla que derrocó al dictador Fulgencio Batista en enero de 1959.
Castro dijo estar muy emocionado porque hacía 44 años que no venía a Buenos Aires y señaló que ésta es la tercera vez que viaja a Argentina. "La última vez que estuve en Argentina fue durante la V Cumbre Iberoamericana (celebrada en 1995 en la sureña ciudad de Bariloche), pero no me invitaron a visitar Buenos Aires", recordó. El presidente cubano agradeció la medalla de honor que le entregó, "a pesar de las diferencias políticas y en reconocimiento como líder latinoamericano", el alcalde de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, quien lo acompañó en el homenaje a San Martín. "Estos recuerdos multiplican el valor de estos minutos, el valor de la medalla que me acaban de dar", puntualizó. "Este gran país, junto al resto de Latinoamérica, marchará adelante, tendrá éxito y juntos venceremos", subrayó en medio del aplauso de miembros de la Corriente Clasista y Combativa fuerza de izquierda que cobija a parte de los grupos de "piqueteros", como se llama a los desocupados que cortan calles para pedir trabajo.
El nuevo presidente dijo que buscará "negociar racionalmente" con los acreedores para reducir el monto de la deuda externa y postergar los vencimientos, además de anunciar una política externa sin "alineamientos automáticos" y con fomento a la integración latinoamericana. Quien fuera gobernador de la sureña provincia de Santa Cruz desde 1991 y miembro del mayoritario Partido Justicialista (peronista) tomó posesión en la sede del Parlamento y no en la Casa de Gobierno, donde tradicionalmente se realiza este tipo de actos. Tuvo algunas dificultades para colocarse la banda presidencial y tomar el bastón de mando que le entregó Duhalde y en el tumultuoso trayecto entre la Legislatura y el edificio del Gobierno, donde fue saludado por una multitud, sufrió un corte en la frente. En algunos tramos de la caminata Kirchner, de 53 años, se abrió paso entre sus custodios para saludar a la gente, mientras que su esposa, Cristina Fernández, tampoco siguió el protocolo como primera dama al asistir al traspaso de mando desde su escaño de senadora.
Kirchner mencionó que "este proyecto nacional convoca a todos los ciudadanos por encima de los alineamientos partidarios a poner manos a la obra de este trabajo de refundar la patria". Sin nombrarlo, criticó con dureza al también peronista Carlos Menem, que gobernó Argentina de 1989 a 1999 y fue su rival en las elecciones del pasado 27 de abril, al sostener que "atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, fundamentalistas y mesiánicos". Aunque Menem se impuso en esos comicios y Kirchner fue el segundo candidato más votado, fue proclamado presidente debido a que el ex gobernante renunció a participar en la segunda ronda electoral, que estaba prevista para el último domingo. "Llegamos sin rencores pero con memoria", aseguró el nuevo mandatario, quien dijo que forma parte "de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias", en referencia a las víctimas de la última dictadura militar (1976-1983).
La medalla de Buenos Aires, para Castro
El presidente de Cuba, Fidel Castro, destacó este lunes en Buenos Aires el "clima de optimismo y esperanza" que viven los argentinos por la llegada al poder del peronista Néstor Kirchner, con quien tendrá una reunión antes de regresar a su país. Castro fue aclamado por activistas de izquierda y grupos de desocupados cuando acudió a rendir homenaje al general José de San Martín en el monumento que recuerda al prócer de la independencia de Argentina, Chile y Perú, en Buenos Aires. "Hay un especial cariño entre los cubanos y los argentinos que viene de la Historia, de la época de José Martí, quien escribió sobre los grandes libertadores", apuntó. También recordó al "hermano argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, de quien dijo que luchó junto a los cubanos "en momentos difíciles", en referencia a la guerrilla que derrocó al dictador Fulgencio Batista en enero de 1959.
Castro dijo estar muy emocionado porque hacía 44 años que no venía a Buenos Aires y señaló que ésta es la tercera vez que viaja a Argentina. "La última vez que estuve en Argentina fue durante la V Cumbre Iberoamericana (celebrada en 1995 en la sureña ciudad de Bariloche), pero no me invitaron a visitar Buenos Aires", recordó. El presidente cubano agradeció la medalla de honor que le entregó, "a pesar de las diferencias políticas y en reconocimiento como líder latinoamericano", el alcalde de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, quien lo acompañó en el homenaje a San Martín. "Estos recuerdos multiplican el valor de estos minutos, el valor de la medalla que me acaban de dar", puntualizó. "Este gran país, junto al resto de Latinoamérica, marchará adelante, tendrá éxito y juntos venceremos", subrayó en medio del aplauso de miembros de la Corriente Clasista y Combativa fuerza de izquierda que cobija a parte de los grupos de "piqueteros", como se llama a los desocupados que cortan calles para pedir trabajo.