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Kirchner abre los archivos secretos del atentado terrorista contra la sede de la mutualidad judía

El presidente Néstor Kirchner ha decretado abrir los archivos secretos para poder avanzar en la investigación del atentado terrorista contra el edificio sede de la Asociación de Mutales Israelitas Argentinas. Según varios documentos publicados por la prensa local, el Gobierno fue advertido de la posibilidad de un ataque 48 días antes de la masacre.

LD (Agencias) El nuevo Gobierno argentino ordenó abrir sus archivos secretos para poder avanzar en la investigación del atentado terrorista contra la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas. El edificio de siete plantas de la AMIA, en el centro de Buenos Aires, fue reducido a escombros por un coche bomba el 18 de julio de 1994 con un saldo de 86 muertos y unos 200 heridos, atentado que la Justicia atribuyó a la organización terrorista islámica Hizbollah. Con el decreto, el presidente Néstor Kirchner pone fin a una controversia entre la Justicia y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

Abraham Kaul, presidente de la AMIA, reclamó el pasado martes al Gobierno la derogación de un decreto firmado durante la gestión de Carlos Menem (1989-99), que impedía a agentes de la SIDE declarar ante el juez federal Juan José Galeano, a cargo de la investigación por ese ataque con explosivos. El directivo elogió el decreto firmado por Kirchner, ya que la apertura de los archivos permitirá determinar las razones por las cuales el Gobierno argentino desoyó, en aquel entonces, un informe diplomático que alertaba sobre la posibilidad de un atentado terrorista.

Kaul aseguró, con base en una investigación publicada esta semana por el diario local Clarín , que el 31 de mayo de 1994, es decir 48 días antes de la voladura de la AMIA, la cancillería argentina recibió una notificación reservada de su entonces embajador en El Líbano, Juan Angel Faraldo. El informe del diplomático "Declaraciones de guía espiritual de Hezbolá: atentado en Argentina" fue enviado al delegado de los servicios secretos del Ministerio de Relaciones Exteriores, identificado por el periódico sólo como "señor Molina Quiroga". También advertía de que los combatientes musulmanes ya habían demostrado que "sus manos pueden llegar a Argentina", en referencia al atentado del 17 de marzo de 1992 contra la embajada de Israel en Buenos Aires, que también fue reducida a escombros y donde murieron 29 personas.

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