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Kerry finaliza el tercer debate presidencial con su propuesta de "papeles para todos"

George Bush y John Kerry intercambiaron fuertes ataques a su capacidad de ser líderes de EEUU durante el último debate electoral. Las primeras encuestas señalan que el candidato demócrata logró una ligera ventaja pero una vez más este resultado no se traspasaría a la intención de voto. Sin embargo, la promesa de Kerry de legalizar a miles de inmigrantes podría lastrarle apoyos tras un debate que ha estado centrado de manera exclusiva en cuestiones internas.

George Bush y John Kerry intercambiaron fuertes ataques a su capacidad de ser líderes de EEUU durante el último debate electoral. Las primeras encuestas señalan que el candidato demócrata logró una ligera ventaja pero una vez más este resultado no se traspasaría a la intención de voto. Sin embargo, la promesa de Kerry de legalizar a miles de inmigrantes podría lastrarle apoyos tras un debate que ha estado centrado de manera exclusiva en cuestiones internas.
L D (EFE) El debate, ha estado centrado en cuestiones internas, con la economía, sanidad, educación, comercio, inmigración o la venta de armas de asalto como principales puntos de discusión. El encuentro de Tempe (Arizona), celebrado bajo fuerte vigilancia policial, se produjo cuando faltan veinte días para las elecciones y en un momento en el que Bush y Kerry van empatados en las encuestas y los votantes indecisos permanecen inamovibles. Las primeras encuestas apuntan a que Kerry ganó este tercer debate –con lo que ganaría dos y el segundo se entendería como empate técnico– igual que los dos anteriores–.
 
El candidato presidencial demócrata John Kerry planteó la posibilidad de normalizar la situación de inmigrantes que han permanecido de manera ilegal durante muchos años en EEUU, e incluso darles la ciudadanía estadounidense. En un debate, el senador de Massachusetts manifestó que ese programa de legalización beneficiaría a personas que ha tenido un comportamiento ejemplar en el país pese a su situación ilegal. Ese programa será para quienes han estado aquí "durante mucho tiempo, no han tenido problemas legales, han trabajado, han pagado sus impuestos y sus hijos son estadounidenses", dijo Kerry. "Tenemos que comenzar a tomar medidas para darles la ciudadanía y sacarlos de las sombras", señaló.

Por su parte, Bush reiteró su oposición a una amnistía para los inmigrantes ilegales y se mostró partidario de la entrega de una tarjeta para regularizar la permanencia en el país de los trabajadores temporales. El presidente, que aspira a la reelección en los comicios del dos de noviembre, señaló que la inmigración se ha convertido en un grave problema económico, de derechos humanos y de seguridad para el país. Se calcula que entre 4.000 y 8.000 extranjeros cruzan cada día ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos, y que hay más de ocho millones que permanecen trabajando sin documentación.
 
Déficit y Seguridad Social

Kerry lanzó los ataques más agudos y manejó mejor la retórica, mientras que Bush tuvo más problemas para defender su gestión, por lo que optó por criticar a Kerry, en un intento de convertir la elección del dos de noviembre en un referendo sobre su rival. El presidente Bush defendió su gestión en la Casa Blanca y prefirió atacar al senador demócrata por su historial de votos en el congreso, en un intento de convertir la elección en un referendo sobre Kerry. Kerry protagonizó ataques incisivos, al acusar a Bush de ser el primer presidente en 72 años en cuyo mandato se pierden puestos de trabajo, y también el mandatario bajo el que EEUU ha registrado los mayores déficit presupuestarios de su historia.
 
El senador demócrata no logró convencer pero respondió con toda seriedad en dos ocasiones que Bush "está engañando a EEUU" al catalogar sus propuestas o su historial legislativo en impuestos y sanidad. Kerry también acusó a Bush de "no dar respuestas claras", en asuntos como la designación de jueces federales o del Tribunal Supremo.

Si bien el presidente ha estado a un muy buen nivel –mucho mejor que en su intervención en el primer debate del treinta de septiembre–, Kerry se mostró elocuente y un mejor uso de los datos. Kerry insistió en que subirá los impuestos a los más ricos, los que ganan más de 200.000 dólares anuales, y que invertirá el dinero en rebajar la presión fiscal a la clase media y lanzar programas que fomenten el crecimiento económico. También señaló que los déficit récord han puesto en peligro las pensiones de la Seguridad Social. Bush respondió recordando las sucesivas rebajas de impuestos que se han aprobado durante su mandato, y acusó a Kerry de no ser partidario de mantener la disciplina fiscal ya que votó a favor de subir los impuestos en numerosas ocasiones en el Senado.
 
En defensa de los subsidios a Boeing

En seguridad, Kerry acusó a Bush de no haber hecho lo suficiente para mejorar la seguridad interna de EEUU, como el control de la carga aérea, los contenedores marítimos o las fronteras. El presidente insistió en que ha hecho a EEUU más seguro gracias a su ofensiva contra países que promueven el terrorismo o dan cobijo a terroristas. En comercio, Kerry acusó al presidente Bush de no haberse ocupado a tiempo de la competencia desleal que presuntamente hace el fabricante de aviones europeo Airbus contra Boeing. "Este presidente no defendió a Boeing cuando Airbus violaba las reglas internacionales con sus subsidios. El (Bush) descubrió a Boeing en el curso de la campaña y después de que yo he hablado de esto durante meses", afirmó Kerry.

El Gobierno de Washington presentó la pasada semana ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) una demanda contra la Unión Europea (UE) por los supuestos subsidios ilegales que entrega a Airbus. La UE acusó a la Casa Blanca de actuar por motivos electorales y respondió con una demanda similar contra los presuntos subsidios que Washington concede al fabricante estadounidense Boeing. Kerry también atacó a Bush por permitir que China mantenga la cotización de su moneda fija respecto al dólar estadounidense, lo que le otorga una gran competitividad para sus exportaciones.

En política criminal, Bush defendió el final de la prohibición de la venta de armas de asalto. Kerry aprovechó para recordar su época de fiscal en Boston y se mostró como "un hombre firme", y recordó que la venta libre de fusiles de asalto pone en peligro la seguridad nacional, ya que los propios manuales de Al-Qaeda sugerían comprar armas de guerra en EEUU aprovechando las leyes de este país.

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