L D (Agencias) A pesar de sus fuertes diferencias sobre la guerra y ocupación de Irak, la Casa Blanca y el candidato del Partido Demócrata a las elecciones de noviembre coinciden en apoyar la continuidad de la presencia militar en ese país árabe.
John Kerry, que ha guardado un discreto silencio sobre el resultado de las elecciones del pasado domingo y la posible retirada de las tropas españolas desplegadas en Irak, se ha limitado este miércoles a decir que "ésa no es nuestra postura".
El senador y candidato a las presidenciales estadounidenses, que se celebrarán el próximo dos de noviembre, estima que no hay que marcharse tan pronto de allí. "Hemos sido engañados sobre las armas de destrucción masiva", dijo, "pero ahora que estamos en Irak tenemos la responsabilidad y un interés nacional en conseguir" que el país tiranizado durante tanto tiempo por Sadam Husein sea "estable y pacífico. Partir demasiado pronto dejaría detrás de nosotros un Estado fracasado, que se convertiría inevitablemente en un santuario para los terroristas".
En la Casa Blanca, el portavoz Scott McClellan, reiteró el compromiso del Gobierno de Washington acerca de que "vamos a seguir allí hasta que hayamos cumplido el trabajo" en beneficio del pueblo iraquí. McClellan recalcó que "la democracia está avanzando en Irak" y "no hay una vuelta atrás", a pesar de la última ola de atentados.
El vicepresidente, Richard Cheney, aseguró en un discurso que "nuestra determinación es inquebrantable", a pesar de atentados como los de Bagdad o Madrid. En el Departamento de Estado, el portavoz Adam Ereli declaró, tras ser preguntado por la declaración de José Luis Rodríguez Zapatero de que la ocupación de Irak "está siendo un fiasco", que "hay diferentes puntos de vista acerca de cuál es el rumbo adecuado para Irak". Sin embargo, Ereli señaló que EEUU y España "somos socios en la guerra contra el terror. Compartimos un objetivo común y estamos unidos en trabajar juntos para lograr ese objetivo".