LD (EFE) Tras verse superado por la presión de China en el Consejo de Seguridad de la ONU, el Gobierno japonés lanzó de nueva cuenta su campaña a favor de la condena internacional contra el régimen de Corea del Norte y apuntó la cita del G-8 en San Petersburgo como el momento justo para redoblar la presión.
El primer ministro, Junichiro Koizumi, subrayó, antes de partir en un viaje oficial a Oriente Medio que enlazará con la cumbre del G-8, que Tokio todavía confía en que se impongan sanciones a Corea del Norte por ese lanzamiento de siete misiles el miércoles pasado que puso en vilo al este de Asia.
Koizumi dijo a varios diputados de su coalición que "se ha pospuesto el voto (del proyecto de resolución presentado por Japón ante el Consejo de Seguridad de la ONU) debido a la persistencia de los esfuerzos de China respecto a Corea del Norte, pero no hay cambio en nuestra política básica de buscar una votación lo antes posible".
En otras declaraciones, el ministro de Exteriores japonés, Taro Aso, afirmó que "si este asunto no es resuelto por el G-8, será un incordio para la nación anfitriona", en referencia a Rusia. Tokio se vio obligado, por la presión de China y Rusia, a transigir una demora en la votación de su propuesta de resolución en la que se condenaba a Corea del Norte y se pedían sanciones para el régimen comunista.