La explosión registrada este sábado en la central nuclear de Fuhushima no ha tenido su origen en el reactor de la planta sino que se ha debido a "vapor de agua que era parte del proceso de refrigeración", según ha aclarado el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano.
En este sentido, informa Europa Press, ha subrayado que la deflagración no ha provocado la emisión de gases nocivos a la atmósfera, según recoge la cadena estadounidense CNN. La agencia nuclear de Japón ya había descartado que la explosión hubiese dañado la estructura de protección de su reactor, según informaron fuentes de la organización a la agencia de noticias oficial Kiodo. "Cualquier daño sobre la protección del reactor es enormemente improbable", citó el medio.
Sin embargo, y como nueva medida preventiva, el área de evacuación respecto de las dos plantas nucleares de Fukushima ha sido ampliada hasta los 20 kilómetros después de la explosión registrada esta mañana en una de las centrales, según informa la cadena estatal NHK.
Los efectos del terremoto de 8,9 grados en la central nuclear japonesa de Fukushima han sido catalogados como un accidente de nivel cuatro en una escala de siete, lo que le sitúa por detrás de los sucesos de Chernobil y Three Mile Island, según datos de la agencia de seguridad nuclear japonesa.
Dentro de la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés), la explosión registradas este sábado en Fukushima Daiichi está considerada de nivel cuatro.
En esta escala, el accidente de Three Mile Island, en Pensilvania, en 1979, está valorado de nivel cinco, mientras que el desastre nuclear de Chernobil en 1986, el más grave de la historia de esta industria, representa un siete sobre siete.
La planta de Fukushima Daiichi ha sufrido una explosión que, según el Gobierno, se ha debido a la acumulación de vapor de agua, y ha aclarado que no existe peligro. Sin embargo, tres personas habrían sufrido una exposición a la radiación de estas instalaciones, según los medios japoneses.
La AIEA ha informado de que las autoridades japonesas tratan de verificar, tras la deflagración, las condiciones en que ha quedado el reactor, que aparentemente no ha sufrido daños. No obstante, y pese a que los niveles de radiación son bajos, las autoridades han ordenado evacuar a todos los residentes en un radio de 20 kilómetros.