LD (EFE) La iniciativa para suspender la campaña para las próximas elecciones regionales partió de los líderes de los principales partidos y posteriormente fue respaldada por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que hizo un llamamiento general para que "hoy no hagamos mítines".
En el mismo sentido se pronunció el ministro italiano de Exteriores, Gianfranco Fini, que confirmó que su partido, Alianza Nacional (AN), ha decidido "anular todos los actos. En este momento de dolor por las condiciones del Santo Padre es necesario dar un paso atrás, no tiene sentido pensar en actos para las elecciones".
Estaba previsto que la campaña para las elecciones regionales viviera este viernes su último día, antes de la jornada de reflexión del sábado. Cerca de 42 millones de ciudadanos podrán elegir a los presidentes y parlamentarios de las asambleas de catorce de las veinte regiones italianas, así como a los integrantes de dos Diputaciones Provinciales y 368 Ayuntamientos, entre los que figuran los de Venecia, Padua y Mantua. En las regiones que vivirán las dos jornadas electorales residen más de 48 millones de italianos, ya que afectan a territorios como Lazio (capital Roma), Lombardía (Milán), Toscana (Florencia), Campania (Nápoles) o Piamonte (Turín).
Los comicios se pueden analizar desde el punto de vista del reparto de poder territorial entre los dos grandes bloques de la política italiana, pero también como un examen de Gobierno y oposición a poco más de un año de las elecciones legislativas para renovar el Parlamento en Roma. Con ese telón de fondo cada grupo juega sus cartas y apela no sólo a la cabeza sino a los sentimientos, con argumentos duros.
El duelo está personificado en las figuras de Silvio Berlusconi y del líder de la oposición de centroizquierda, Romano Prodi, con la vista puesta en los comicios en los que se enfrentarán, los de 2006, porque en esta ocasión ninguno de los dos es candidato. El mandatario ha recuperado el discurso del miedo a la izquierda, de la que afirma que si gana elecciones y accede al poder "debemos tener miedo".