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Israel exhorta al Gobierno de Birmania a abstenerse de dañar a los manifestantes

Un nuevo agente internacional, Israel, y ya van seis –EEUU, Reino Unido, Francia, China, Japón e Israel–, aparte de la condena "laxa" de la ONU, ha exigido a la Junta Militar birmana que "actúe con la máxima contención posible" a la hora de aplacar las protestas pro democráticas. Tal demanda coincide con la esperada entrevista entre el enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, y la líder del movimiento democrático Aung Suu Kyi, visita obligada antes de entrevistarse con miembros del régimen birmano.

Un nuevo agente internacional, Israel, y ya van seis –EEUU, Reino Unido, Francia, China, Japón e Israel–, aparte de la condena "laxa" de la ONU, ha exigido a la Junta Militar birmana que "actúe con la máxima contención posible" a la hora de aplacar las protestas pro democráticas. Tal demanda coincide con la esperada entrevista entre el enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, y la líder del movimiento democrático Aung Suu Kyi, visita obligada antes de entrevistarse con miembros del régimen birmano.
L D (Agencias) Israel ha expresado al Gobierno de Myanmar (antigua Birmania) su preocupación sobre la situación en ese país asiático y ha pedido a la junta militar que ejerza contención a la hora de aplacar a los manifestantes contra ese régimen. "Hemos expresado nuestra grave preocupación y pedimos al gobierno de Rangún que actúe con la máxima contención posible. Esperamos que el conflicto se resuelva de forma pacífica", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Mark Regev.
 
En un comunicado oficial de este departamento, con sede en Jerusalén, Israel ha apelado a Myanmar a que se abstenga de dañar a los manifestantes. El Ministerio convocó al embajador de Birmania en Israel esta semana para pedir explicaciones sobre las manifestaciones en las que murieron al menos 16 personas en Rangún, entre ellas dos extranjeros y varios monjes. Hasta la fecha, Israel se ha abstenido de comentar la situación en Myanmar ni la titular de Exteriores, Tzipi Livni, quien asiste en la actualidad al inicio del período de sesiones de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, ha hecho declaraciones al respecto.
 
Las relaciones bilaterales entre Israel y Myanmar se han deteriorado en las últimas cuatro décadas, aunque los dos países gozaron de unas relaciones más estrechas entre 1948 y los años setenta. Y es que el país asiático obtuvo su independencia en 1948, año que se creó el Estado Judío, ambos en antiguos territorios controlados por el Reino Unido. La antigua Birmania fue además el primer país del sudeste asiático que reconoció a Israel y estableció relaciones diplomáticas con este país.
 
En 1961, el primer jefe del gobierno israelí, David Ben-Gurión, visitó Birmania e incluso pasó algún tiempo en un monasterio budista en ese país. La democracia acabó en Birmania en 1962 con un golpe de estado militar, de tendencia comunista, y desde entonces el país es gobernado por una junta, que renombró a la nación como Myanmar en 1989.
 
Un ex funcionario de las Fuerzas Armadas de Israel citado por el diario Haaretz reveló que en 1967 los dos países tenían acuerdos de armas y relaciones militares: Israel vendió a Birmania 30 aviones Spitfire y entrenó a técnicos birmanos. Las Fuerzas Armadas israelíes incluso enviaron un agregado militar a Rangún, que posteriormente fue renombrada como Yangon. Pero la Guerra de los Seis días de 1967 cambió el curso de las relaciones entre los dos países pues Birmania, miembro de los países no alineados, exigió a Israel que se retirara de Gaza, Cisjordania y los Altos del Golán.
 
Empiezan los intentos de acabar con la brutal represión
 
El enviado especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Ibrahim Gambari, habló este sábado con la líder del movimiento democrático birmano, Aung San Suu Kyi, y con miembros de la Junta Militar, en un intento de acabar con la brutal represión que ha causado al menos 16 muertos en una semana. Hacía casi un año que Gambari no podía entrevistarse con Suu Kyi, que, a sus 62 años, cumple su cuarto año consecutivo de arresto domiciliario y de quien los militares esperan que utilice su influencia con los manifestantes que protagonizan desde hace más de un mes movilizaciones en protesta por la subida de los precios de los combustibles y para pedir democracia.
 
De lo tratado entre Gambari y Suu Kyi en el domicilio de la premio Nobel de la Paz de 1991 nada ha trascendido, como tampoco de las reuniones previas del diplomático nigeriano con los generales en la nueva capital del país, Napydaw, un ciudad levantada por ingenieros norcoreanos a la medida del régimen militar. Según la ONU, Gambari, desde su llegada la víspera, se ha reunido con el primer ministro interino, el general Thein Shein, y con los titulares de Cultura, el comandante general Khin Aung Myint, y de Información, el general de brigada Kyaw Hsan, además de con altos funcionarios de Asuntos Exteriores, pero no con el canciller.
 
Fuentes diplomáticas informaron de que Gambari, tras despedirse de Suu Kyi, volvió a Napydaw para hablar con el "hombre fuerte" del régimen militar, el general Than Shwe, un experto en la guerra psicológica que, según dicen, no puede oír el nombre de la birmana, la jefa de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el único partido que resiste la intensa presión de las autoridades. El portavoz de la LND, Nyan Win, dijo que, como en ocasiones anteriores, habrá que esperar a que Gambari salga del país para que pueda contar sus conversaciones en Birmania y si ha conseguido su objetivo principal, el cese de la represión de las manifestaciones antigubernamentales, según radio Mizzima.
 
El comienzo de la que se ha llamado, la 'Revolución Azafrán'
 
Las movilizaciones populares comenzaron el 19 de agosto pasado en protesta por las subidas de los precios de los combustibles, organizadas por la LND y el grupo Generación de Estudiantes del 88. Los monjes budistas se pusieron al frente de las protestas el 17 de septiembre, cuando venció el plazo que habían dado al Gobierno para que se disculpara por el maltrato dado por los antidisturbios a los bonzos en una marcha pacífica en Pakkoku, el 5 de septiembre. La presencia de los religiosos en las marchas pacíficas relanzó la causa y llegaron a congregar a más de 150.000 personas tan sólo en Rangún, el pasado día 25.
 
Ese mismo día, las autoridades prohibieron las reuniones públicas e impusieron el toque de queda en Rangún y Mandalay, las dos principales ciudades del país, para comenzar con la brutal represión. Al menos 16 personas han muerto desde entonces, entre ellas dos extranjeros, aunque la cifra podría ser muy superior si se confirman las informaciones de la disidencia que denuncian que la Junta Militar ha hecho desaparecer decenas de cadáveres.

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