LD (EFE) Los 35 países miembros de la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica continúan deliberando sobre el controvertido programa nuclear de Irán y trata de llegar a un consenso sobre una resolución conjunta. La "troika" europea compuesta por Alemania, Francia y el Reino Unido, que negocia con Teherán desde hace casi dos años, tiene problemas para lograr el apoyo acerca del lenguaje del texto.
El objetivo de los europeos es hacer un llamamiento a Irán a seguir negociando y a no proseguir por ahora con sus actividades nucleares de forma unilateral. Como medida de creación de confianza, Teherán pactó el año pasado con la "troika" suspender durante las negociaciones todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio. Los europeos esperan convencer a los iraníes de que abandonen de forma definitiva la producción de ese combustible nuclear, que sin embargo también tiene aplicaciones militares.
Tras rechazar la última propuesta de los europeos y ante la falta de progreso en las conversaciones, Irán decidió reactivar el lunes pasado y bajo la supervisión de la AIEA su planta de conversión de uranio en Isfahan, en el centro del país. En esas instalaciones se convierte concentrado de uranio en un gas llamado hexafuoruro de uranio (UF6), que en otro proceso separado se introduce en centrifugadoras para producir uranio enriquecido.
El secretario general de la Organización iraní para la Energía Atómica, Gholamreza Aghazadeh, confirmó que los sellos serán rotos este miércoles una vez que haya acabado el trabajo de los inspectores enviados por la AIEA. "Una vez hecho, las maquinaria entrará en funcionamiento y la central retomará su actividad a pleno rendimiento", dijo a medios de prensa locales.