L D (Agencias) Las fuerzas de seguridad y el Ejército iraquí, además de las tropas aliadas, permanecen bajo estado de "alerta máxima" por los últimos ataques terroristas. Las autoridades están estudiando decretar el toque de queda y prohibir el tráfico rodado en varioas ciudades.
La ola de terror en Irak comenzó este sábado en la zona de Armali. Hasan Zein el Abedin, director de Sanidad de la provincia de Salahedin, informó que un camión-bomba explotó frente a un concurrido mercado dejando 156 muertos y 255 heridos. Entre las víctimas mortales figuran niños y mujeres. El responsable no descartó aún que la cifra de fallecidos aumente dada la gravedad de los heridos.
En un primer momento, las fuentes habían informado de que la explosión había causado la muerte de veinte personas, Amarli, que depende administrativamente de la localidad de Al-Toz, unos noventa kilómetros al este de Tikrit, capital de la provincia de Salahedin, está habitada por una población mixta de kurdos y turcomanos chiíes.
Poco después, tres militares iraquíes, entre ellos un alto oficial, murieron y cinco civiles resultaron heridos tras la explosión de una bomba en las proximidades de una gasolinera de la ciudad de Al-Deluiya, también ubicada en Salahedin. En esa misma provincia, dos policías murieron y otros dos resultaron heridos en un ataque lanzado por error por un helicóptero estadounidense contra un control policial al norte de Irak.
En la vecina provincia de Diyala, el Ejército estadounidense anunció en un comunicado de prensa que mató a cuatro terrorista" en una operación de búsqueda de un líder de Al-Qaeda que opera en la región de Jan Bani. Cerca de allí, en Saadiya un terrorista suicida provocó la muerte de veintidós personas y heridas en otras quince al hacer explotar un cinturón-bomba en medio de un funeral. Las víctimas, en su mayoría de origen kurdo, pertenecen a una familia conocida con el sobrenombre Karakush.