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INFORME: El Grupo Salafista, una organización terrorista opuesta a la concordia en Argelia

El Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) autor del secuestro de los catorce turistas europeos puestos en libertad el pasado domingo 17 de agosto, es una de las bandas terroristas que se opone a la política de "concordia y paz" preconizada por el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika.

LD (EFE) El perímetro de acción de esta banda, que hasta el año pasado se limitaba a la Cabilia y el centro de Argelia, se extendió al norte de Mali donde dispone de dos comandos, con unos efectivos cercanos al medio centenar de hombres. Dos lugartenientes del cabecilla nacional de los salafista, Hasán Hatab, tienen su base en las zonas fronterizas de Argelia con Mali, donde también actúa un conglomerado de contrabandistas, que en ocasiones intervienen conjuntamente.

Los dos cabecillas salafistas son Mokhtar Belmokhtar, conocido por su nombre de guerra de "El Tuerto", y Abderrazac Amari, más conocido por "El Paracaidista". A ambos se les considera rivales y deseosos de tomar la dirección de la banda, separando de ella a Hatab, cuyas órdenes no siempre son aceptadas a rajatabla. Amari fue el organizador del secuestro de los 32 turistas europeos que entraron en Argelia entre febrero y marzo pasado por la frontera tunecinas, dirigiéndose hacia el Sahara. Su captura se produjo entre las localidades de Uargla y Djanet, a unos 1.400 kilómetros al sur de la capital argelina, siendo separados en dos grupos. El primero de ellos quedó cautivo en la región de Tamanrasset, donde una audaz operación del Ejército argelino les logró liberar sin el menor daño. En esa operación murieron nueve terroristas, en tanto que el resto de la banda logró huir y entablar contacto con el resto del grupo que se refugió en el macizo montañoso de Timmerlick, en la provincia de Illizi.

Tras el fallecimiento por insolación de una turista alemana, los otros catorce rehenes fueron llevados al norte de Mali donde la negociación para su liberación quedó a cargo de las autoridades de ese país. Por parte alemana, fue el secretario de Estado Juerguen Chrobob el que coordinó los esfuerzos hechos para liberar a sus compatriotas. Las dos exigencias de los secuestradores eran obtener un rescate de unos sesenta millones de euros, y tener la garantía de que podrían escaparse sin ser inquietados. Ninguno de esos datos ha podido ser confirmado de forma oficial, mientras el Ejército argelino, que dispone en la frontera con Mali de una unidad de paracaidistas, estaría decidido a castigar a los salafistas una vez liberados los rehenes.

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