L D (N.G. Mostazo) En medio de una creciente polémica sobre la veracidad de la información elaborada por los servicios de inteligencia de EEUU y el Reino Unido acerca de las armas de destrucción masiva de Irak, motivo esencial para iniciar la guerra que acabó con el régimen de Sadam Husein, el presidente de EEUU, George Bush, ha declarado que está “absolutamente convencido” de la existencia de dichas armas. Sin embargo, hay muchos -y su cantidad es creciente- que incluso dudan de que aquellos arsenales existieran, frente a quienes piensan que al final aparecerán, como el propio Bush o sus principales aliados, el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente español, José María Aznar.
Pero no sólo los servicios de inteligencia aliados conocían de la existencia de dichas armas, sino que incluso los servicios de inteligencia rusos, que mantienen un canal de intercambio de información con sus homólogos de Israel, se lo confirmaron al Gobierno de Tel Aviv antes de que se iniciara la guerra, según confirmó la semana pasada, en una rueda de prensa, el ministro israelí de Exteriores, Silvan Shalom. Como siempre ocurre cuando un político cae en la indiscreción de filtrar un dato sensible, el SVR de Rusia se apresuró a desmentirlo a través de un comunicado fechado el 11 de junio en Moscú, según la agencia rusa Interfax , pero las palabras de Shalom, pronunciadas con cierta ingenuidad, parecen creíbles, a pesar de que Rusia tenga que preservar su posición contraria a la guerra en Irak.
Asimismo, como explicó George Bush el pasado 9 de junio, en una comparecencia ante los medios de comunicación tras una reunión con su Gabinete, los informes de los servicios de inteligencia en la última década advertían de que Irak tenía un importante programa de desarrollo de armas de destrucción masiva. A pesar de que los servicios de espionaje son falibles, como se pudo comprobar en los atentados del 11 de septiembre de 2001, no parece creíble que fueran erróneos todos sus informes sobre Irak, elaborados desde antes incluso de la primera Guerra del Golfo.
Es más, probablemente la clave de la ausencia de hallazgos de armas de destrucción masiva en Irak tras la guerra se encuentra enterrada en dichos informes, ya que, según fuentes de un servicio de inteligencia occidental consultadas por Libertad Digital , algunos analistas advertían en dichos documentos de que ciertos programas de desarrollo de armas en Irak contaban con la cooperación activa de Siria, su vecino del oeste, sobre todo a partir de la muerte de Hafed el Assad, en junio del año 2000, y la llegada a la presidencia de su hijo, el oftalmólogo Bashar el Assad.
¿Dónde pueden estar las armas de Sadam?
En algunos informes de los servicios occidentales de inteligencia se destaca que el partido Baaz iraquí y su homólogo en Siria mantenían una cordial relación, lo que se ha podido confirmar al término de la reciente campaña militar, cuando Libertad Digital publicó que Damasco había dado refugio a decenas de altos cargos huidos del depuesto régimen de Sadam Husein y luego fue entregándoselos a las tropas estadounidenses con una dosificación que dependía del nivel de las amenazas de EEUU contra Siria. Las relaciones entre Bagdad y Damasco, que no eran especialmente buenas, mejoraron a mediados de los años 90 y alcanzaron su cima cuando, en 1998, se firmó el convenio para reabrir el oleoducto entre Kirkuk (norte de Irak) y el puerto mediterráneo de Banias (oeste de Siria), extendiéndose posteriormente el flujo de crudo hasta la ciudad de Tripolis, en el centro de El Líbano.
John Fawcet, un investigador estadounidense que trabaja para un despacho de abogados de Nueva York, ha elaborado un informe, publicado en exclusiva hace un mes por Libertad Digital , en el que calcula que Irak ingresó unos 1.000 millones de dólares anuales por sus ventas de petróleo a Siria. Sin embargo, cuando las tropas aliadas lograron controlar el territorio iraquí, apenas hace dos meses, una de las primeras medidas que tomaron fue cortar el oleoducto, lo que causó un grave problema interno al régimen de Damasco y al Gobierno prosirio de El Líbano.
Desde mucho antes de iniciarse, la reciente guerra en Irak era tan previsible que el régimen de Sadam Husein, en virtud de sus recuperadas relaciones con el vecino Gobierno de Damasco y de su supuesta cooperación en el desarrollo de armas, tuvo tiempo más que suficiente para trasvasar parte de sus arsenales y medios de producción de armamento a Siria, según confirmaron a Libertad Digital fuentes de un servicio de inteligencia occidental. Este dato, hasta ahora sólo confirmado por una fuente de confianza, merece aún mayor credibilidad al contrastarlo con los informes de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido previos a la guerra, en los que algunos analistas mencionaban que el programa de armamento iraquí era, en realidad, un programa conjunto con Siria.
Aunque otra fuente de un servicio de inteligencia de un país de Oriente Medio insinuó a Libertad Digital que parte de las armas biológicas y químicas desarrolladas por Irak incluso habrían cruzado Siria en contenedores para llegar a un lugar seguro en El Líbano, este dato no fue confirmado por ninguna otra fuente, pero vendría a destacar que, en efecto, Siria pudo esconder las armas iraquíes para utilizarlas como moneda de cambio con EEUU en una negociación posterior relativa al proceso de paz en Oriente Medio.
Siria, miembro de pleno derecho del “Eje del Mal”
Este hecho habría de observarse a la luz del cambio de actitud de EEUU con respecto al régimen de Damasco, seriamente amenazado por Washington nada más terminar la guerra de Irak y ahora, sin embargo, mimado hasta el punto de que Siria se ha convertido en un país clave para dar cumplimiento a la “Hoja de Ruta” del proceso de paz en Oriente Próximo. Por méritos propios, Siria forma parte, junto a Irán y Corea del Norte, del “Eje del Mal” descrito por George Bush. De todos es sabido que el régimen de Damasco da cobijo a grupos terroristas como Hamas, la Yihad Islámica, Hezbola y otras organizaciones criminales anti-israelíes, como las brigadas Tanzim del partido Al Fatah, liderado por Yaser Arafat, o su nuevo brazo armado, las brigadas de los Mártires de Al-Aqsa.
EEUU ha pedido públicamente a Siria que desmantele dichas infraestructuras, e incluso fuentes de un servicio de inteligencia de un país de la región aseguraron a Libertad Digital que funcionarios estadounidenses llevan cerca de dos semanas negociando secretamente en Siria con una delegación del grupo terrorista proiraní libanés Hezbola, a pesar de que el proceso de paz se tambalea tras los últimos atentados terroristas contra Israel y la consiguiente respuesta del Ejército hebreo en los territorios palestinos.
Bashar el Assad, cuyo régimen se sustenta en el Ejército y en el partido único, tiene además graves problemas internos. Acaba de dictar orden de prisión contra varios líderes opositores, ya que las próximas elecciones municipales, previstas para el próximo 20 de junio, parece que van a provocar un desastre en el partido Baaz, que será superado por agrupaciones locales, sobre todo en los suburbios de Damasco. Además, el veterano ministro de Exteriores, Faruk Shara, mantiene un agrio enfrentamiento con la ministra Portavoz, Buthaina Shaban, a quien algunas fuentes colocan precisamente en el puesto de Shara de forma inminente.
De hecho, Estados Unidos le pide a El Assad que haga cambios en su Gobierno cuanto antes, aunque Washington, sobre todo, pide la cabeza del veterano General Mustafá Tlas, cuya presencia en la cúpula militar data de los tiempos de la alianza entre Siria y la Unión Soviética. Precisamente el hijo del General, el también militar Firas Tlas, es el hombre clave en los negocios petroleros entre Siria y el depuesto régimen de Sadam Husein, así como en la presunta cooperación con Irak para el desarrollo de armas de destrucción masiva. Las fuentes consultadas por Libertad Digital afirmaron que Firas Tlas también es el artífice de la presunta operación para esconder parte de los arsenales iraquíes en Siria y, posiblemente, en El Líbano.
¿Qué pide Siria para que aparezcan las armas?
Las mismas fuentes confirmaron que Estados Unidos ha pedido a Bashar el Assad que ponga bajo control al General Tlas y a su hijo, ambos multimillonarios gracias a Sadam Husein, que fue muy generoso con ellos en los últimos años de su régimen. Pero el presidente de Siria también ha empezado a notificar sus exigencias a Estados Unidos y, mientras la amenaza de un ataque militar no pese sobre su cabeza, cosa que de momento no va a ocurrir porque primero tienen que aparecer de alguna manera las armas de destrucción masiva que se evaporaron de Irak, Bashar el Assad cree tener la sartén por el mango .
Por supuesto, pide la reapertura inmediata del oleoducto iraquí y, además, exige a EEUU que reduzca su presión sobre Irán, cuyo presunto programa de armamento nuclear amenaza la estabilidad de la región. En varias ocasiones, Bashar el Assad también ha dicho públicamente que, al mismo tiempo que se pone en marcha la “Hoja de Ruta” para israelíes y palestinos, él quiere también la suya propia para Siria y El Líbano. El Assad exige que Israel le devuelva los Altos del Golán, pero el Gobierno de Tel Aviv considera que se trata de una cuestión de Estado, que afecta a su integridad y a su seguridad nacional, por lo que parece bastante complicado que se cumpla la exigencia de Siria a pesar de que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, dijo recientemente a su pueblo que tendrán que hacer “concesiones dolorosas” si quieren tener un futuro en paz.
Según las fuentes consultadas por Libertad Digital , si Bashar el Assad no consigue pronto una concesión importante que pueda utilizar ante su pueblo para recuperar la confianza perdida y acometer las reformas en su Gobierno y en la cúpula militar, a lo que parece que se muestra dispuesto, difícilmente permitirá que los arsenales iraquíes almacenados supuestamente en su territorio aparezcan por sorpresa en algún lugar de Irak, lo mismo que ocurrió cuando entregó a varios altos cargos del depuesto régimen iraquí. Las mismas fuentes aseguraron que el gesto exigido por Siria no tiene que ser necesariamente la entrega de los Altos del Golán, pero ha de tener una entidad suficiente como para que las necesidades más urgentes del régimen de Damasco queden satisfechas.
Así pues, de lo dicho por las fuentes consultadas por Libertad Digital cabe deducir que, hasta que no se resuelvan los primeros pasos de la “Hoja de Ruta” para Oriente Próximo y se vaya asentando la paz en la zona, Bush, Blair, Aznar y tantos otros dirigentes que apoyaron la intervención en Irak, tendrán que seguir soportando el peso de la duda sobre las armas de destrucción masiva, una lluvia fina que cala hasta los huesos y que sólo escampará en función de los balbuceantes pasos del neonato proceso de paz en Oriente Próximo, en cuyo avance ha puesto Bush todo su empeño.
Pero no sólo los servicios de inteligencia aliados conocían de la existencia de dichas armas, sino que incluso los servicios de inteligencia rusos, que mantienen un canal de intercambio de información con sus homólogos de Israel, se lo confirmaron al Gobierno de Tel Aviv antes de que se iniciara la guerra, según confirmó la semana pasada, en una rueda de prensa, el ministro israelí de Exteriores, Silvan Shalom. Como siempre ocurre cuando un político cae en la indiscreción de filtrar un dato sensible, el SVR de Rusia se apresuró a desmentirlo a través de un comunicado fechado el 11 de junio en Moscú, según la agencia rusa Interfax , pero las palabras de Shalom, pronunciadas con cierta ingenuidad, parecen creíbles, a pesar de que Rusia tenga que preservar su posición contraria a la guerra en Irak.
Asimismo, como explicó George Bush el pasado 9 de junio, en una comparecencia ante los medios de comunicación tras una reunión con su Gabinete, los informes de los servicios de inteligencia en la última década advertían de que Irak tenía un importante programa de desarrollo de armas de destrucción masiva. A pesar de que los servicios de espionaje son falibles, como se pudo comprobar en los atentados del 11 de septiembre de 2001, no parece creíble que fueran erróneos todos sus informes sobre Irak, elaborados desde antes incluso de la primera Guerra del Golfo.
Es más, probablemente la clave de la ausencia de hallazgos de armas de destrucción masiva en Irak tras la guerra se encuentra enterrada en dichos informes, ya que, según fuentes de un servicio de inteligencia occidental consultadas por Libertad Digital , algunos analistas advertían en dichos documentos de que ciertos programas de desarrollo de armas en Irak contaban con la cooperación activa de Siria, su vecino del oeste, sobre todo a partir de la muerte de Hafed el Assad, en junio del año 2000, y la llegada a la presidencia de su hijo, el oftalmólogo Bashar el Assad.
¿Dónde pueden estar las armas de Sadam?
En algunos informes de los servicios occidentales de inteligencia se destaca que el partido Baaz iraquí y su homólogo en Siria mantenían una cordial relación, lo que se ha podido confirmar al término de la reciente campaña militar, cuando Libertad Digital publicó que Damasco había dado refugio a decenas de altos cargos huidos del depuesto régimen de Sadam Husein y luego fue entregándoselos a las tropas estadounidenses con una dosificación que dependía del nivel de las amenazas de EEUU contra Siria. Las relaciones entre Bagdad y Damasco, que no eran especialmente buenas, mejoraron a mediados de los años 90 y alcanzaron su cima cuando, en 1998, se firmó el convenio para reabrir el oleoducto entre Kirkuk (norte de Irak) y el puerto mediterráneo de Banias (oeste de Siria), extendiéndose posteriormente el flujo de crudo hasta la ciudad de Tripolis, en el centro de El Líbano.
John Fawcet, un investigador estadounidense que trabaja para un despacho de abogados de Nueva York, ha elaborado un informe, publicado en exclusiva hace un mes por Libertad Digital , en el que calcula que Irak ingresó unos 1.000 millones de dólares anuales por sus ventas de petróleo a Siria. Sin embargo, cuando las tropas aliadas lograron controlar el territorio iraquí, apenas hace dos meses, una de las primeras medidas que tomaron fue cortar el oleoducto, lo que causó un grave problema interno al régimen de Damasco y al Gobierno prosirio de El Líbano.
Desde mucho antes de iniciarse, la reciente guerra en Irak era tan previsible que el régimen de Sadam Husein, en virtud de sus recuperadas relaciones con el vecino Gobierno de Damasco y de su supuesta cooperación en el desarrollo de armas, tuvo tiempo más que suficiente para trasvasar parte de sus arsenales y medios de producción de armamento a Siria, según confirmaron a Libertad Digital fuentes de un servicio de inteligencia occidental. Este dato, hasta ahora sólo confirmado por una fuente de confianza, merece aún mayor credibilidad al contrastarlo con los informes de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido previos a la guerra, en los que algunos analistas mencionaban que el programa de armamento iraquí era, en realidad, un programa conjunto con Siria.
Aunque otra fuente de un servicio de inteligencia de un país de Oriente Medio insinuó a Libertad Digital que parte de las armas biológicas y químicas desarrolladas por Irak incluso habrían cruzado Siria en contenedores para llegar a un lugar seguro en El Líbano, este dato no fue confirmado por ninguna otra fuente, pero vendría a destacar que, en efecto, Siria pudo esconder las armas iraquíes para utilizarlas como moneda de cambio con EEUU en una negociación posterior relativa al proceso de paz en Oriente Medio.
Siria, miembro de pleno derecho del “Eje del Mal”
Este hecho habría de observarse a la luz del cambio de actitud de EEUU con respecto al régimen de Damasco, seriamente amenazado por Washington nada más terminar la guerra de Irak y ahora, sin embargo, mimado hasta el punto de que Siria se ha convertido en un país clave para dar cumplimiento a la “Hoja de Ruta” del proceso de paz en Oriente Próximo. Por méritos propios, Siria forma parte, junto a Irán y Corea del Norte, del “Eje del Mal” descrito por George Bush. De todos es sabido que el régimen de Damasco da cobijo a grupos terroristas como Hamas, la Yihad Islámica, Hezbola y otras organizaciones criminales anti-israelíes, como las brigadas Tanzim del partido Al Fatah, liderado por Yaser Arafat, o su nuevo brazo armado, las brigadas de los Mártires de Al-Aqsa.
EEUU ha pedido públicamente a Siria que desmantele dichas infraestructuras, e incluso fuentes de un servicio de inteligencia de un país de la región aseguraron a Libertad Digital que funcionarios estadounidenses llevan cerca de dos semanas negociando secretamente en Siria con una delegación del grupo terrorista proiraní libanés Hezbola, a pesar de que el proceso de paz se tambalea tras los últimos atentados terroristas contra Israel y la consiguiente respuesta del Ejército hebreo en los territorios palestinos.
Bashar el Assad, cuyo régimen se sustenta en el Ejército y en el partido único, tiene además graves problemas internos. Acaba de dictar orden de prisión contra varios líderes opositores, ya que las próximas elecciones municipales, previstas para el próximo 20 de junio, parece que van a provocar un desastre en el partido Baaz, que será superado por agrupaciones locales, sobre todo en los suburbios de Damasco. Además, el veterano ministro de Exteriores, Faruk Shara, mantiene un agrio enfrentamiento con la ministra Portavoz, Buthaina Shaban, a quien algunas fuentes colocan precisamente en el puesto de Shara de forma inminente.
De hecho, Estados Unidos le pide a El Assad que haga cambios en su Gobierno cuanto antes, aunque Washington, sobre todo, pide la cabeza del veterano General Mustafá Tlas, cuya presencia en la cúpula militar data de los tiempos de la alianza entre Siria y la Unión Soviética. Precisamente el hijo del General, el también militar Firas Tlas, es el hombre clave en los negocios petroleros entre Siria y el depuesto régimen de Sadam Husein, así como en la presunta cooperación con Irak para el desarrollo de armas de destrucción masiva. Las fuentes consultadas por Libertad Digital afirmaron que Firas Tlas también es el artífice de la presunta operación para esconder parte de los arsenales iraquíes en Siria y, posiblemente, en El Líbano.
¿Qué pide Siria para que aparezcan las armas?
Las mismas fuentes confirmaron que Estados Unidos ha pedido a Bashar el Assad que ponga bajo control al General Tlas y a su hijo, ambos multimillonarios gracias a Sadam Husein, que fue muy generoso con ellos en los últimos años de su régimen. Pero el presidente de Siria también ha empezado a notificar sus exigencias a Estados Unidos y, mientras la amenaza de un ataque militar no pese sobre su cabeza, cosa que de momento no va a ocurrir porque primero tienen que aparecer de alguna manera las armas de destrucción masiva que se evaporaron de Irak, Bashar el Assad cree tener la sartén por el mango .
Por supuesto, pide la reapertura inmediata del oleoducto iraquí y, además, exige a EEUU que reduzca su presión sobre Irán, cuyo presunto programa de armamento nuclear amenaza la estabilidad de la región. En varias ocasiones, Bashar el Assad también ha dicho públicamente que, al mismo tiempo que se pone en marcha la “Hoja de Ruta” para israelíes y palestinos, él quiere también la suya propia para Siria y El Líbano. El Assad exige que Israel le devuelva los Altos del Golán, pero el Gobierno de Tel Aviv considera que se trata de una cuestión de Estado, que afecta a su integridad y a su seguridad nacional, por lo que parece bastante complicado que se cumpla la exigencia de Siria a pesar de que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, dijo recientemente a su pueblo que tendrán que hacer “concesiones dolorosas” si quieren tener un futuro en paz.
Según las fuentes consultadas por Libertad Digital , si Bashar el Assad no consigue pronto una concesión importante que pueda utilizar ante su pueblo para recuperar la confianza perdida y acometer las reformas en su Gobierno y en la cúpula militar, a lo que parece que se muestra dispuesto, difícilmente permitirá que los arsenales iraquíes almacenados supuestamente en su territorio aparezcan por sorpresa en algún lugar de Irak, lo mismo que ocurrió cuando entregó a varios altos cargos del depuesto régimen iraquí. Las mismas fuentes aseguraron que el gesto exigido por Siria no tiene que ser necesariamente la entrega de los Altos del Golán, pero ha de tener una entidad suficiente como para que las necesidades más urgentes del régimen de Damasco queden satisfechas.
Así pues, de lo dicho por las fuentes consultadas por Libertad Digital cabe deducir que, hasta que no se resuelvan los primeros pasos de la “Hoja de Ruta” para Oriente Próximo y se vaya asentando la paz en la zona, Bush, Blair, Aznar y tantos otros dirigentes que apoyaron la intervención en Irak, tendrán que seguir soportando el peso de la duda sobre las armas de destrucción masiva, una lluvia fina que cala hasta los huesos y que sólo escampará en función de los balbuceantes pasos del neonato proceso de paz en Oriente Próximo, en cuyo avance ha puesto Bush todo su empeño.