India y Pakistán, dispuestos a negociar el fin a 56 años de conflictos
Impulsadas por la necesidad de conseguir la estabilidad que facilite su avance económico y las presiones internacionales, la India y Pakistán se disponen a negociar el fin de 56 años de conflictos iniciados con la independencia. "Hemos hecho historia" y "creo que es una victoria para el mundo", ha dicho el presidente paquistaní, general Pervez Musharraf, al comentar su entrevista del pasado lunes en Islamabad con el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee.
Dos años después del atentado contra el Parlamento indio que elevó las tensiones entre Nueva Delhi e Islamabad hasta el punto de que ambos países se amenazaron con ataques nucleares, las medidas de "confianza" adoptadas desde abril pasado para "normalizar" sus relaciones parecen haber obrado un milagro.
Islamabad y Nueva Delhi parecen ahora dispuestas a tratar, con "realismo", según algunos observadores, el conflicto de Cachemira, un territorio del Himalaya de mayoría de población musulmana que quedó en parte bajo control indio en 1947, tras la partición de los dos estados después de la independencia del Reino Unido. Pakistán, aunque no olvida las resoluciones de la ONU que instan a celebrar un referéndum de autodeterminación en el territorio, que la India no acepta, está dispuesto a "dejar de lado" temporalmente la cuestión para acordar una serie de asuntos prácticos, en los que los indios están también muy interesados.
El primero quedó patente en la Cumbre de la Asociación de Cooperación Regional en el Sur de Asia (SAARC), clausurada el martes en Islamabad, y fue la firma del Acuerdo de Libre Comercio de la región (SAFTA), que facilita nuevas perspectivas económicas que se unirán a un incremento notable de las transacciones bilaterales. Además, desde el 26 de noviembre pasado, los ejércitos de ambos países respetan, por primera vez en más de medio siglo, un alto el fuego total en toda la divisoria de Cachemira. Los dos países también han firmado un protocolo sobre terrorismo, un fenómeno que les afecta y desestabiliza a ambos, por lo que parece que cada vez tienen mayor interés en acabar con sus causas.
Las "nueve vidas" de Musharraf
Tanto estadounidenses como europeos, sin embargo, recuerdan una situación parecida, muy cercana al acuerdo, en la cumbre de Agra de julio del 2001 entre Musharraf y Vajpayee, y no olvidan que, pese a las buenas perspectivas, no llegó a buen fin. Posteriormente, las diplomacias de EEUU y la UE intervinieron en el verano del 2002 para calmar la situación cuando Nueva Delhi e Islamabad se amenazaban con ataques nucleares. Ahora, aunque centrados en otros conflictos de repercusión mundial, el Gobierno de Washington y los de otros países no dejan de vigilar y mostrarse dispuestos a "echar una mano" si se lo solicitan las partes, al saber lo peligrosa que podría resultar una nueva ruptura.
En su comparecencia ante los medios de comunicación, Musharraf, que sufrió dos atentados fallidos contra su vida en diciembre pasado, advirtió a los autores que "tengo nueve vidas y no las he consumido todas", con lo que aclaraba que no cambiará su línea política. El último atentado, ocurrido el 25 de diciembre, ha sido atribuido a un grupo terrorista separatista musulmán que actúa en la zona de Cachemira controlada por la India, contrario a la política de Musharraf de distensión con Nueva Delhi.
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