LD (EFE) En el centro de Lima, la candidata por "Unidad Nacional", Lourdes Flores, ha cerrado sus campaña presidencial pidiendo a los votantes que no permitan la repetición de los "viejos fracasos" que provocaron "hambre y desilusión". La aspirante a ser la primera jefa del Gobierno peruano prometió gobernar para los pobres, dio su "palabra de mujer" cuando prometió un "Estado fuerte" y llamó "mentirosos" a sus adversarios, que la tachan de "candidata de los ricos".
Casi al mismo tiempo, el ex presidente García cerró su campaña frente a unos veinte mil seguidores reunidos en el paseo de los Héroes Navales, a los que dijo que ha vuelto a sentir "el impulso, la certeza y la convicción" que lo llevó a la presidencia en 1985. Aclaró que de regresar al poder no permitirá el "exclusivismo" ni el uso de la credencial partidaria para acceder a un puesto de trabajo, una de las principales acusaciones que se le hace a su Gobierno anterior.
García, quien gobernó hasta 1990, declaró que "el Aprismo no ha nacido para esta elección ni ha juntado sobras de partidos fracasados". Dijo, además, que la conservadora Flores representa a una tendencia política que gobierna Perú desde hace dieciséis años y que el pueblo nunca se ha beneficiado del crecimiento económico obtenido por su país en los últimos años.
En la histórica Plaza de Armas de Arequipa, el ex militar Ollanta Humala prometió acabar con "la dictadura fascista de los poderes económicos". Reclamó que "debemos acabar con la dictadura fascista de los poderes económicos que destruye a las familias (...), es por ese motivo que necesitamos una nueva República para reconstruir los valores democráticos". El Estado que propone -asegura- no discriminará "por el color de la piel, el apellido o el dinero que tenga cada familia".
Los últimos discursos se pronunciaron poco antes de que entrará en vigor la prohibición de emitir mensajes electorales y vender bebidas alcohólicas, que se extenderá hasta después de los comicios del nueve de abril. De los más de 16,4 millones de peruanos convocados a las urnas para designar al presidente, al Congreso y a sus representantes en el Parlamento Andino al menos una cuarta parte aún no ha decidido su voto.