L D (EFE) Precisamente fue la oposición de los holandeses, con un 61,6 por ciento de votos negativos en la consulta popular del 1 de junio de 2005, la que precipitó el bloqueo del Tratado Constitucional de la UE, previamente rechazado en Francia.
Balkenende argumentó la decisión del Ejecutivo aduciendo que el nuevo Tratado "no tiene ambiciones constitucionales, es un tratado normal", por lo que no es necesario que sea sometido a una consulta popular.
Resaltó que Holanda consiguió gran parte de sus reivindicaciones durante las negociaciones de junio sobre los elementos que debía incluir el Tratado de reforma de la UE, el cual, por otra parte, recogerá gran parte del Tratado constitucional de la Unión.
"Estamos orgullosos del resultado que obtuvimos en las negociaciones", declaró Balkenende, razonando la decisión de no organizar una segunda consulta.
El Gobierno holandés -formado por democristianos, laboristas y calvinistas- sigue así la recomendación del Consejo de Estado, el cual opinó previamente que, una vez modificado el texto que rechazaron los holandeses en 2005, no es necesario someter el nuevo Tratado a consulta ciudadana.
Independientemente de la decisión gubernamental, el Parlamento tiene competencias para organizar una consulta popular, aunque el Gobierno se oponga.
El mayor partido en la oposición, los socialistas de izquierda (SP), ya ha indicado que prepara una propuesta de ley para pedir en el Parlamento la celebración de un referéndum.