(Libertad Digital) Un grupo de diecisiete personalidades europeas ha suscrito un manifiesto en el que destacan la importancia de la asociación trasatlántica entre Europa y Estados Unidos. Entre los que suscriben el documento se encuentra también el ex presidente español Felipe González, cuyas durísimas críticas a la Administración norteamericana y al Gobierno español durante la reciente crisis de Irak resultan, cuando menos, chocantes a la vista de este manifiesto, en el que se subraya que “nos incumbe a todos hacer de la renovación del vínculo trasatlántico una prioridad urgente”.
A propósito de la guerra de Irak, los firmantes del manifiesto reconocen que “la unidad del mundo occidental está en estos momentos puesta en cuestión”, para subrayar a continuación que “EEUU y Europa han estado en desacuerdo y lo seguirán estando posiblemente en el futuro”. Sin embargo, más adelante subraya que “las democracias norteamericana y europea están unidas por sus valores” y que “no pueden triunfar si se separan, y menos aún si se enfrentan”. Por eso promueven la recuperación urgente del vínculo trasatlántico, porque “unidos, el resto del mundo nos considera como intérpretes de una gran visión y sabiduría”, mientras que ”divididos, todo son pérdidas”.
Con respecto a la OTAN, los firmantes constatan que “la Alianza Atlántica renovada sigue siendo el principal pilar de la asociación entre Europa y Norteamérica” y que “el desarrollo de una defensa eficaz (para Europa) no compromete a la OTAN; al contrario, reforzará a la Alianza si las dos riberas del Atlántico lo desean con firmeza”. Estas afirmaciones, también firmadas por Felipe González, contrastan con el contenido de una conferencia que pronunció el ex presidente el pasado 11 de abril en Madrid, cuando afirmó que, si la Alianza interviene para garantizar la paz se puede producir “un conflicto de civilizaciones, porque la OTAN judeo-cristiana puede sentirse llamada a tener que defendernos del Islam”.
En aquella conferencia, González también dijo que Estados Unidos “tiene el poder para ganar la guerra, pero no para garantizar la paz y la estabilidad”, y manifestó su “rebeldía” contra un mundo diseñado “hace meses” para ofrecernos la “pax americana”.
A propósito de la guerra de Irak, los firmantes del manifiesto reconocen que “la unidad del mundo occidental está en estos momentos puesta en cuestión”, para subrayar a continuación que “EEUU y Europa han estado en desacuerdo y lo seguirán estando posiblemente en el futuro”. Sin embargo, más adelante subraya que “las democracias norteamericana y europea están unidas por sus valores” y que “no pueden triunfar si se separan, y menos aún si se enfrentan”. Por eso promueven la recuperación urgente del vínculo trasatlántico, porque “unidos, el resto del mundo nos considera como intérpretes de una gran visión y sabiduría”, mientras que ”divididos, todo son pérdidas”.
Con respecto a la OTAN, los firmantes constatan que “la Alianza Atlántica renovada sigue siendo el principal pilar de la asociación entre Europa y Norteamérica” y que “el desarrollo de una defensa eficaz (para Europa) no compromete a la OTAN; al contrario, reforzará a la Alianza si las dos riberas del Atlántico lo desean con firmeza”. Estas afirmaciones, también firmadas por Felipe González, contrastan con el contenido de una conferencia que pronunció el ex presidente el pasado 11 de abril en Madrid, cuando afirmó que, si la Alianza interviene para garantizar la paz se puede producir “un conflicto de civilizaciones, porque la OTAN judeo-cristiana puede sentirse llamada a tener que defendernos del Islam”.
En aquella conferencia, González también dijo que Estados Unidos “tiene el poder para ganar la guerra, pero no para garantizar la paz y la estabilidad”, y manifestó su “rebeldía” contra un mundo diseñado “hace meses” para ofrecernos la “pax americana”.