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García Márquez propone legalizar las drogas ilícitas para acabar con la violencia en Colombia

El escritor colombiano y premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, ha propuesto legalizar las drogas ilícitas como paso previo para acabar con la violencia que azota al país andino. El presidente Álvaro Uribe prefirió no emitir opinión al respecto y se limitó a decir que es "un tema muy controversial".

L D (Agencias) En un documento titulado “La patria amada aunque distante”, enviado desde México a la ceremonia que conmemoró el doscientos aniversario de la fundación de la Universidad de Antioquia de Colombia, el autor de "Cien años de Soledad" dice que "no es posible imaginar el fin de la violencia en Colombia sin la eliminación del narcotráfico, y no es imaginable el fin del narcotráfico sin la legalización de la droga, más próspera cada instante cuanto más prohibida". Invitado de honor a la ceremonia, el presidente Álvaro Uribe Vélez prefirió no referirse al tema y sólo dijo que era "un tema muy controversial".

En su texto, García Márquez lamenta la grave situación que viven los más de tres millones de desplazados en colombia que son víctimas de la violencia, violencia alimentada por dos negocios "sin corazón, como lo son el narcotráfico y la venta ilegal de armas". Asegura que los desplazados, a quienes llamó fugitivos de sí mismos, son los síntomas primarios del mar de fondo que "asfixia a Colombia. Dos países en uno, no sólo diferentes sino contrarios, en un mercado negro colosal que sustenta el comercio de las drogas para soñar en los EEUU y Europa, y a fin de cuentas en el mundo entero".

El Premio Nobel señaló también que Colombia lleva cuatro décadas viviendo con toda clase de turbaciones del orden público, situación que ha absorbido "a más de una generación de marginados sin un modo de vivir distinto de la subversión o la delincuencia común". Indicó que se ha llegado a un punto en que apenas "se nos permite sobrevivir, pero todavía quedan almas pueriles que miran hacia los EEUU como un norte de salvación con la certidumbre de que en nuestro país se han agotado hasta los suspiros para morir en paz", concluyó.

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