Felipe González preside el Grupo de Reflexión sobre el Futuro de Europa que forman un grupo de cincuenta personalidades del European Council on Foreing Relations. La entrevista es un extracto del coloquio celebrado en Madrid que dirigió la ex comisaria europea Enma Bonino.
El ex presidente del Gobierno dijo, respecto al grupo de reflexión, que "estamos convirtiendo las instituciones en think-tank y nos falta actios-tank. Creo que no falta inteligencia para comprender qué tenemos que hacer. Lo que falta es voluntad para ponerlo en práctica".
González puso sobre la mesa la contradicción de que el grupo de reflexión se creara al día siguiente de que se firmara el Tratado de Lisboa, cuando se suponía que este tratado resolvía los problemas institucionales de la UE. "Creo que vamos hacia la coordinación sin más y no hacia la dirección de un servicio exterior potente. No entraré en más detalles".
Considera Felipe González que Europa "no debe quedarse en la reflexión" y que los ciudadanos no entienden a la UE porque "la propia comunicación es incomprensible". "El proceso de toma de decisiones en la Unión Europea es diabólicamente ineficiente". "Para hablar del horizonte de 2020-2030, si no se habla del cambio de las políticas actuales lo único que se hace es marcar un horizonte que siempre se aleja, como se está distanciando el horizonte del cumplimiento de la Agenda de Lisboa".
Según González, "la distancia tecnológica con EEUU ha aumentado y la aproximación de algunos países emergentes es evidente. Es evidente que los objetivos no se han cumplido. En los países en que se han cumplido no ha sido por la Agenda de Lisboa sino porque lo han visto, han reformado la formación de capital humano, han cambiado las cosas".
Puso de manifiesto que "no se puede discutir de manera separada el modelo social de la economía. Si la economía no es capaz de añadir valor para financiar el modelo social que soñamos, no habrá modelo social, no es financiable".
Para el ex presidente, el segundo punto es la energía y el cambio climático. "Los temas medioambientales son algo más que los problemas energéticos. No hace falta modificar ningún tratado para tener un mercado común de la energía o un mercado interior de la energía y una política energética común. Es un problema de voluntad, no de instrumentos".
También hablo de política de seguridad. En su opinión, "necesitamos una política exterior y de seguridad que sea la envolvente para conseguir los objetivos, teniendo claro que defendemos intereses. Este discurso de que nosotros defendemos valores es una simpleza; defendemos intereses, que son los europeos, en un marco de valores que son los nuestros".
En las relaciones con EEUU, dijo que "empezamos a ver una especie de conjuntos importantes que representa bien el G-20. Europa es una buena muestra de eso. Ha defendido, contradictoriamente, que no se hagan políticas unilaterales, que el uso de la fuerza es siempre el instrumento último, pero no el instrumento para llevar democracia a los países. Ahora le dan la razón a Europa, pero no sé si Europa se quiere comprometer, una vez que le dan la razón, para corresponsabilizarse en los objetivos. Lo dudo. Más bien creo que espera que Obama sea unilateral, pero en la dirección que quiere Europa, no en la dirección que antes era Bush, sino en la que reclama Europa".