L D (EFE) La Comisión Europea, el órgano Ejecutivo, ha reaccionado con circunspección ante las ideas e informaciones que empiezan a circular en relación con los posibles contenidos del encuentro trilateral de Berlín.
"No juzgamos estas reuniones por el hecho de que sean convocadas o no, sino por sus resultados", se limitó a declarar a la prensa Reijo Kemppinen, portavoz de Romano Prodi, el presidente de la Comisión.
"No juzgamos estas reuniones por el hecho de que sean convocadas o no, sino por sus resultados", se limitó a declarar a la prensa Reijo Kemppinen, portavoz de Romano Prodi, el presidente de la Comisión.
Para Berlusconi es una "chapuza"
Bruselas ha tratado desde el principio de restar dramatismo a la cita alegando que son normales las reuniones restringidas de líderes antes de cumbres comunitarias importantes, como la que se celebrará en Bruselas dentro de cinco semanas, de contenido casi exclusivamente económico. Sin embargo, el pasado lunes, seis gobernantes europeos –entre ellos el presidente del Gobierno español, José María Aznar– hicieron pública una carta sobre las reformas económicas y la vigencia del Pacto de Estabilidad, que fue presentada como una contribución más a dicha cumbre, pero que se convirtió en una clara advertencia al triunvirato.
Pero el más beligerante contra esta reunión ha sido el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ha calificado de "chapuza" el encuentro tripartito. "Europa no soporta ni tiene necesidad de ningún 'directorio'. A mi este encuentro me parece sólo una chapuza", ha dicho Berlusconi en una conferencia de prensa celebrada en Palazzo Chigi, sede del Ejecutivo. El jefe de Gobierno italiano añadió que la suya "es una opinión que comparten la casi totalidad de los otros países europeos, más allá de los propios interesados", para remitirse a las últimas declaraciones de su ministro de Exteriores, Franco Fratini, que ha dicho al diario La Repubblica que "la fórmula de un grupo de cabeza que decide por los otros no puede funcionar: las reglas deben ser comunes, no pueden ser impuestas".
Una cita en un momento crucial para la UE
El presidente francés, Jacques Chirac, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, y el primer ministro británico, Tony Blair, no estarán solos en Berlín, como en otras ocasiones, sino acompañados por sus principales ministros, lo que confiere un carácter mucho más estructurado a su cumbre. Además, la cita de Berlín tiene lugar en un momento crucial para la vida de la Unión, con una Constitución que no se ha aprobado. De hecho, el presidente de turno de la UE, el primer ministro irlandés Bertie Ahern, está celebrando entrevistas personales con todos sus colegas para intentar resucitar el diálogo sobre la Carta Magna.
La Comisión, por su parte, acaba de lanzar su propuesta de "perspectivas financieras" en la que propone un reparto del presupuesto comunitario para el período 2007-2013 que se aleja de la estricta congelación de gastos exigida, entre otros, por Berlín, París y Londres. Además, el 1 de mayo, diez nuevos estados ingresarán en la Unión y, en junio como muy tarde, los Veinticinco deberán decidir la renovación de las principales autoridades comunitarias, empezando por el sucesor del presidente del Ejecutivo europeo, Romano Prodi.
"Hay unas reglas que deben respetar"
Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, ha reconocido también a través de un comunicado que, "cuando se celebran reuniones entre líderes de la UE, en la combinación que sea, que incluyen a algunos y excluyen a otros, siempre es una potencial fuente de ansiedad para aquellos que no están presentes". "No prejuzgo ninguna combinación de estados miembros que quieran reunirse, pero hago un enérgico llamamiento a los líderes que pueden proporcionar impulso y aceleración al proceso europeo, en un momento en el que no vive sus mejores horas, a que hagan exactamente eso", concluye la nota de Cox.