L D (EFE) Este martes por la mañana, un vehículo, que al parecer hizo caso omiso de las señales de detención hechas por una patrulla de soldados franceses, fue tiroteado. Murió su conductor y un pasajero resultó herido.
Este incidente se produjo en las inmediaciones del aeropuerto custodiado por las tropas multinacionales, sobre todo de EEUU y Francia.
Tras ese incidente se produjeron diversos enfrentamientos a pedradas entre la gente y los soldados, se colocaron barricadas de neumáticos en llamas y la policía haitiana intervino, con el resultado añadido de dos muertos más por disparos de los agentes. La tensión ha aumentado en distintos barrios de la capital, en algunos casos por la presencia de "chiméres", partidarios del depuesto presidente Aristide, y por la presencia en algunos barrios de patrullas de policía y de soldados de las fuerzas multinacionales.
Estos hechos, que no cesan pese a que la policía haitiana está interviniendo más, sólo son un indicio de lo caótico de la situación que puede estar registrándose en otras zonas del país, de donde se recibe escasa información pero sí la suficiente como para constatar la gravedad de la crisis. Esta violencia se produce mientras el Consejo de Sabios delibera para designar al nuevo primer ministro de Haití, a quien el presidente, el juez Boniface Alexandre, le augura una difícil tarea para sacar a la nación más pobre de América de su grave crisis.
Alexandre, por mandato constitucional como presidente del Tribunal Supremo, se hizo cargo provisionalmente de la jefatura del Estado el pasado 29 de febrero tras la caída de Aristide, y el lunes asumió la presidencia formalmente. El primer ministro que se nombre deberá reemplazar al impopular Yvon Neptune, quien se negó a dimitir tras la huida de Aristide y permanece protegido por las fuerzas estadounidenses. La tarea más inmediata del nuevo gobernante será desarmar a todos los grupos de distinto signo que actúan en el país con impunidad.
Mientras, el coordinador residente humanitario de la ONU para Haití, Adama Guindo, hizo una llamamiento de urgencia humanitaria para conseguir 35 millones de dólares y atender "las necesidades inmediatas" de tres millones de haitianos, en su mayoría mujeres y niños, sobre una población de 8,3 millones. Estas necesidades para los próximos seis meses se refieren a alimentos, material sanitario, agua y sistemas de higiene. "Las agencias humanitarias que trabajan sobre el terreno pueden aportar mucho a la población haitiana" pero, para ello "necesitamos una rápida ayuda de todo el mundo", dijo.
Adama Guindo consideró prioritario que se alcance un acuerdo, que al parecer se está estudiando tanto en la ONU como en Puerto Príncipe, para que las fuerzas multinacionales que se encuentran en el país, así como otras nuevas que puedan llegar, den protección para el suministro de esas necesidades. El funcionario de la ONU se presentó ante la prensa acompañado de los responsables en Haití de las principales agencias humanitarias de las Naciones Unidas, como la Organización Mundial de la Salud, el Programa de Alimentos, de Población, UNICEF, UNESCO, o de la lucha contra el SIDA.
Todos ellos plantearon un panorama más que sombrío de la realidad haitiana, donde más del 60 por ciento de la población está desempleada, el 50 por ciento no tiene acceso a agua potable, el 47 por ciento vive bajo el umbral de la pobreza (menos de un dólar al día) y la esperanza de vida de la población no llega a los 53 años. Además de eso, el 40 por ciento de los hogares no cubre sus necesidades mínimas de alimentación, el 65 por ciento de los niños sufre anemia y la tasa de afectados por el sida es del 5 por ciento, la mayor fuera de Africa.
Este incidente se produjo en las inmediaciones del aeropuerto custodiado por las tropas multinacionales, sobre todo de EEUU y Francia.
Tras ese incidente se produjeron diversos enfrentamientos a pedradas entre la gente y los soldados, se colocaron barricadas de neumáticos en llamas y la policía haitiana intervino, con el resultado añadido de dos muertos más por disparos de los agentes. La tensión ha aumentado en distintos barrios de la capital, en algunos casos por la presencia de "chiméres", partidarios del depuesto presidente Aristide, y por la presencia en algunos barrios de patrullas de policía y de soldados de las fuerzas multinacionales.
Estos hechos, que no cesan pese a que la policía haitiana está interviniendo más, sólo son un indicio de lo caótico de la situación que puede estar registrándose en otras zonas del país, de donde se recibe escasa información pero sí la suficiente como para constatar la gravedad de la crisis. Esta violencia se produce mientras el Consejo de Sabios delibera para designar al nuevo primer ministro de Haití, a quien el presidente, el juez Boniface Alexandre, le augura una difícil tarea para sacar a la nación más pobre de América de su grave crisis.
Alexandre, por mandato constitucional como presidente del Tribunal Supremo, se hizo cargo provisionalmente de la jefatura del Estado el pasado 29 de febrero tras la caída de Aristide, y el lunes asumió la presidencia formalmente. El primer ministro que se nombre deberá reemplazar al impopular Yvon Neptune, quien se negó a dimitir tras la huida de Aristide y permanece protegido por las fuerzas estadounidenses. La tarea más inmediata del nuevo gobernante será desarmar a todos los grupos de distinto signo que actúan en el país con impunidad.
Mientras, el coordinador residente humanitario de la ONU para Haití, Adama Guindo, hizo una llamamiento de urgencia humanitaria para conseguir 35 millones de dólares y atender "las necesidades inmediatas" de tres millones de haitianos, en su mayoría mujeres y niños, sobre una población de 8,3 millones. Estas necesidades para los próximos seis meses se refieren a alimentos, material sanitario, agua y sistemas de higiene. "Las agencias humanitarias que trabajan sobre el terreno pueden aportar mucho a la población haitiana" pero, para ello "necesitamos una rápida ayuda de todo el mundo", dijo.
Adama Guindo consideró prioritario que se alcance un acuerdo, que al parecer se está estudiando tanto en la ONU como en Puerto Príncipe, para que las fuerzas multinacionales que se encuentran en el país, así como otras nuevas que puedan llegar, den protección para el suministro de esas necesidades. El funcionario de la ONU se presentó ante la prensa acompañado de los responsables en Haití de las principales agencias humanitarias de las Naciones Unidas, como la Organización Mundial de la Salud, el Programa de Alimentos, de Población, UNICEF, UNESCO, o de la lucha contra el SIDA.
Todos ellos plantearon un panorama más que sombrío de la realidad haitiana, donde más del 60 por ciento de la población está desempleada, el 50 por ciento no tiene acceso a agua potable, el 47 por ciento vive bajo el umbral de la pobreza (menos de un dólar al día) y la esperanza de vida de la población no llega a los 53 años. Además de eso, el 40 por ciento de los hogares no cubre sus necesidades mínimas de alimentación, el 65 por ciento de los niños sufre anemia y la tasa de afectados por el sida es del 5 por ciento, la mayor fuera de Africa.