L D (EFE) Dos días después de que la UMP anunciara su oposición al ingreso de Turquía en la UE, el Elíseo ha roto este viernes su silencio para afirmar que la postura de Francia "se mantiene sin cambios".
Tradicionalmente considerado como defensor de la causa turca en Europa, en línea con la promesa hecha a Ankara por Charles de Gaulle y Konrad Adenauer en 1963, Chirac se mostraba más prudente al término de la cumbre de Bruselas el pasado 26 de marzo. Dijo que Turquía hace "esfuerzos indiscutibles" en materia de democracia, derechos humanos y economía de mercado, pero matiza que "el problema es saber" si estos criterios han entrado "realmente" o van a entrar en la cultura de ese país. El informe de la CE "nos permitirá decidir si hay lugar o no para iniciar negociaciones, que serán largas", para la adhesión de Turquía, dijo Chirac aquel día.
Si bien es cierto que Francia no tiene que pronunciarse hasta que se conozca el informe de la Comisión, la afirmación del Elíseo de que no hay cambios es una forma de ganar tiempo antes de las elecciones europeas, en las que el asunto de Turquía puede ocupar un lugar destacado. En las europeas de 1999, la lista del RPR, partido creado por Chirac en 1976 (y ahora espina dorsal de la UMP), obtuvo sólo el 12,7 por ciento de los votos, por detrás de la lista soberanista de Charles Pasqua y Philippe de Villiers y sólo ligeramente por delante de la centroliberal y europeísta UDF de Francois Bayrou.
Villiers ya ha dicho que centraría su campaña para las europeas de junio en el "no" al ingreso de Turquía a la UE y a una Europa federal. La UDF también se opone a la entrada de Ankara. El ultraderechista y anti-europeísta Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen también se opone al ingreso de Turquía.
Como las Europeas se perfilan difíciles para la UMP, tras la catástrofe en las regionales de los días 21 y 28 de marzo, los analistas consideran que no es un azar que su líder, el más fiel de los chiraquianos Alain Juppé, que conducirá la campaña de su partido en los comicios, decidiera zanjar ya el sensible asunto turco. El pasado miércoles, anunció ante la prensa que la ejecutiva de su formación se ha pronunciado muy claramente: "no desea" que se inicien a finales de año las negociaciones de adhesión de Turquía. Explicaba que los países geográficamente "próximos", como Turquía, los del Magreb o del sur del antiguo bloque soviético no tienen vocación de ingresar en la Unión, "so pena de desvirtuarla", y que lo que deben tener con ella es una asociación "privilegiada".
El nuevo ministro de Exteriores y ex comisario europeo, Michel Barnier, dijo que el Gobierno está "atento a todo lo que se dice en el debate político interno". Al mismo tiempo, y en un aparente intento de tranquilizar a Ankara, más aún con el referéndum sobre Chipre en puertas, Barnier señaló que "ningún Gobierno, ningún ministro, ha propuesto en Francia interrumpir el diálogo" entre Turquía y la UE. Pero también dijo que "en las circunstancias actuales" no se plantea "a corto o medio plazo" el ingreso de Turquía, que en este momento no cumple los criterios de adhesión, "aunque se prepara".
Mientras, en la oposición, el Partido Socialista (PS) no ha tomado posición y se muestra muy prudente, consciente de que la mayoría del electorado no quiere que Turquía entre en la UE. Por su parte, el diputado Verde Noel Mamere ha dicho este viernes que el ingreso de Turquía sería "un plus" para ese país y para la UE y que no ve "en nombre de qué se pararía el proceso de adhesión".