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El principal sospechoso del asesinato de Zoran Djindjic es un ultranacionalista y ex policía

El ex-policía Milorad Lukovic, el principal sospechoso del asesinato del primer ministro serbio, Zoran Djindjic, fue miembro de la legión francesa y de la ultranacionalista milicia serbia de Zeljko Raznatovic, alias "Arkan", conocido criminal de guerra que murió asesinado en 2000.

LD (Agencias) El principal sospechoso del magnicidio es cabecilla del grupo mafioso conocido como "Clan Zemun". Es famoso por su alias de "Legija" (legión). Lukovic, de 35 años de edad, es considerado un peligroso asesino profesional con una gran experiencia bélica adquirida durante las distintas guerras en el antiguo territorio de Yugoslavia. Tuvo sus primeros contactos con las armas a finales de la década de los años 80 como voluntario de la Legión Francesa, de la que desertó, y nunca realizó el servicio militar en su país, si bien se sumó a las temidas milicias serbias del mafioso belgradense "Arkan" al estallar los conflictos bélicos entre las distintas repúblicas yugoslavas.

En octubre de 1998 y en la fase final de la era del derrocado presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, Milorad Lukovic, llegó a convertirse en jefe de los llamados "Boinas Rojas", la unidad de operaciones especiales (JSO) de los servicios de seguridad serbios a la que se atribuyen numerosos crímenes bajo sus órdenes. En Kula, la localidad de la región de Voivodina donde los policías de la JSO tenían su base, sus habitantes no se atrevieron durante años ni a mencionar su simple existencia.

Reconocible por un tatuaje de rosas en el cuello, Milorad Lukovic adoptó a finales de los 90 el apellido de su esposa y abandonó el propio de Ulemek, según se rumorea para borrar en parte su sanguinario pasado en las milicias de "Arkan". Curiosamente, Djindjic y Lukovic tuvieron un primer encuentro la víspera del 5 de octubre de 2000, fecha de la gran manifestación de protesta contra el régimen de Slobodan Milosevic. En aquella cita en el barrio belgradense de Surcin, Dijindjic pidió a Lukovic, todavía al mando de los "Boinas Rojas", que no interviniese con sus fuerzas contra la anunciada manifestación y permitiese un desarrollo pacífico de la misma, lo que hizo. El propio Djindjic comentó posteriormente que celebró el encuentro por consejo de su esposa Ruzica, quien le dijo ya entonces que Lukovic le mataría cuando quisiese. La cita dio lugar también a numerosas especulaciones y algunos críticos de Djindjic llegaron a acusarle de amistad con los grupos mafiosos y de pactar para salvar del tribunal de la Haya a Lukovic y sus secuaces.

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