L D (EFE) El jefe del Gobierno, que se fracturó dos vértebras y deberá permanecer hospitalizado al menos una semana, por lo que no puede viajar este viernes a Irlanda, ha dicho en declaraciones a la emisora Radio Zet que no puede faltar a esa cumbre europea.
"Hoy me siento totalmente magullado, como si algo me hubiese arrollado, como si hubiese pasado por encima de mí, pero eso no me quita las ganas de viajar a Bruselas", ha dicho Miller.
Miller ha explicado que él estaba adormecido cuando se produjo el accidente del helicóptero Mi-8 en el que regresaba a Varsovia tras visitar a los mineros del cobre de la región de Baja Silesia. "Me despertaron los gritos de uno de los pilotos y los bandazos que daba el helicóptero y pocos instantes después sentí un fortísimo golpe y el enorme ruido que provocó el choque de la máquina contra el suelo", relataba. "Me sacó a toda prisa uno de los escoltas que viajaba conmigo, porque existía el temor de que el helicóptero pudiese incendiarse y estallar", añade.
Además del jefe del Gobierno, en el sinistro resultaron heridas otros nueve de los doce ocupantes del aparato. Los médicos afirman que sus vidas no corren peligro. Según expertos en aviación, el accidente no desembocó en una gran tragedia gracias a la habilidad del piloto. Cuando se detuvo uno de los dos motores del helicóptero, el piloto quiso poner a tope la potencia del segundo para continuar el viaje, pero fue imposible porque también se averió. A partir de ese momento, aprovechó las copas de los árboles para, cortándolas con la hélice del aparato, ir frenando su caída y amortiguar al máximo el impacto contra el suelo.
El helicóptero siniestrado, un Mi-8 de fabricación soviética, estaba en servicio desde hacía 26 años y le quedaban ya sólo dos para ser retirado de la circulación. Los expertos sostienen que es uno de los aparatos más seguros en su clase y que, de los 60 que tiene Polonia, cinco están habilitados para transportar a personalidades como el Papa Juan Pablo II en sus vuelos durante sus peregrinaciones a Polonia, y ninguno ha tenido accidentes en los últimos años.
"Hoy me siento totalmente magullado, como si algo me hubiese arrollado, como si hubiese pasado por encima de mí, pero eso no me quita las ganas de viajar a Bruselas", ha dicho Miller.
Miller ha explicado que él estaba adormecido cuando se produjo el accidente del helicóptero Mi-8 en el que regresaba a Varsovia tras visitar a los mineros del cobre de la región de Baja Silesia. "Me despertaron los gritos de uno de los pilotos y los bandazos que daba el helicóptero y pocos instantes después sentí un fortísimo golpe y el enorme ruido que provocó el choque de la máquina contra el suelo", relataba. "Me sacó a toda prisa uno de los escoltas que viajaba conmigo, porque existía el temor de que el helicóptero pudiese incendiarse y estallar", añade.
Además del jefe del Gobierno, en el sinistro resultaron heridas otros nueve de los doce ocupantes del aparato. Los médicos afirman que sus vidas no corren peligro. Según expertos en aviación, el accidente no desembocó en una gran tragedia gracias a la habilidad del piloto. Cuando se detuvo uno de los dos motores del helicóptero, el piloto quiso poner a tope la potencia del segundo para continuar el viaje, pero fue imposible porque también se averió. A partir de ese momento, aprovechó las copas de los árboles para, cortándolas con la hélice del aparato, ir frenando su caída y amortiguar al máximo el impacto contra el suelo.
El helicóptero siniestrado, un Mi-8 de fabricación soviética, estaba en servicio desde hacía 26 años y le quedaban ya sólo dos para ser retirado de la circulación. Los expertos sostienen que es uno de los aparatos más seguros en su clase y que, de los 60 que tiene Polonia, cinco están habilitados para transportar a personalidades como el Papa Juan Pablo II en sus vuelos durante sus peregrinaciones a Polonia, y ninguno ha tenido accidentes en los últimos años.