El Ministerio francés de Defensa desmintió que sus soldados hubieran matado a una treintena de marfileños y herido a un centenar, como había denunciado poco antes el presidente del Parlamento de Costa de Marfil, aunque admitieron que lanzaron "tiros de intimidación" en el aeropuerto.
El portavoz del Ejército galo en Costa de Marfil, Henri Aussavy, aludió a que la radio marfileña había hablado de dos o tres muertos, pero tampoco quiso confirmar esa cifra.
Algunos de los cerca de 15.000 ciudadanos franceses que viven en Costa de Marfil han sido objeto de ataques en las últimas horas, como lo muestran sus peticiones de ayuda o los cuatro colegios y el liceo francés Mermoz incendiados en Abiyán. La ministra francesa de Defensa, Michele Alliot-Marie, descartó, por el momento, su repatriación, y al mismo tiempo hizo a Gbagbo "personalmente responsable" de la suerte de los franceses.
Condena de la ONU
La crisis estalló con el ataque de dos cazas "Sujoi", recientemente adquiridos por el Ejército de Gbabo, que lanzaron dos bombas sobre una base militar francesa en la ciudad rebelde de Bouaké y causaron la muerte de nueve de sus soldados -además de un trabajador humanitario estadounidense, un senegalés y un maliense- y heridas a una treintena. La respuesta inmediata, ordenada por el presidente francés, Jacques Chirac, fue la destrucción de los medios aéreos marfileños implicados en la "violación del alto el fuego": además de los dos cazas, cinco helicópteros de ataque y de uno de transporte.
Además, Francia convocó con carácter urgente el Consejo de Seguridad de la ONU, que adoptó por unanimidad una declaración de condena del ataque contra las tropas francesas —el Gobierno de Gbagbo asegura que fue "un error"—, que "exige al conjunto de las partes marfileñas el cese inmediato de todas las operaciones militares y el respeto completo del cese el fuego". En esa declaración, la ONU también muestra su "pleno apoyo a la acción llevada a cabo por las fuerzas francesas y la Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI)".