L D (EFE) Las autoridades israelíes levantan la polémica valla, que tendrá 750 kilómetros de longitud aunque actualmente sólo se han construido 150 kilómetros, con el argumento de que impedirá "la infiltración de terroristas" en su territorio.
Sin embargo, algunos tramos se construyen en tierras palestinas ocupadas de Cisjordania. En este sentido, el presidente de Israel ha dicho que, "cuando lleguemos a un acuerdo de paz con los palestinos, esa valla de seguridad se podrá correr hasta la frontera".
Los datos oficiales del Gobierno israelí avalan las construcción del muro. Desde que comenzó la segunda "Intifada", en septiembre de 2000, 118 terroristas suicidas y otros atacantes palestinos han entrado en el territorio israelí y matado a 481 personas, además de herir a cerca de 3.500. Todos los atacantes procedían de Cisjordania y ninguno de la franja de Gaza, que está separada de Israel por una valla de seguridad con sensores electrónicos.
Polémica en Israel por un suceso en el muro
Las declaraciones de Katzav coinciden con un escándalo político a raíz del comportamiento de los soldados que, sin que corriese peligro su vida, dispararon el viernes contra manifestantes de un grupo denominado "Anarquistas contra el muro", entre los cuales había palestinos, extranjeros e israelíes. Los soldados recibieron orden de su jefe de disparar cuando los manifestantes, algunos de ellos ataviados con la tradicional "kefía", el pañuelo árabe, sacudían la cerca con intención de derribarla, según imágenes difundidas por la televisión.
Lo ocurrido entre los soldados y los manifestantes "es un caso trágico que debemos investigar", ha declarado el presidente de la Comisión Parlamentaria para Asuntos de Seguridad y del Exterior, Yuval Steinitz, quien criticó a los soldados que dispararon y a su jefe, aunque matizó que "debe quedar claro que nadie está autorizado a atacar instalaciones militares, y que el Estado debe protegerlas". El vice-ministro de Defensa, Zeev Boim, calificó a los manifestantes de "provocadores marxistas".