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El presidente Cavaco Silva parte como favorito en las elecciones de Portugal

Las encuestas y los expertos prevén que Aníval Cavaco Silva renovará su mandato en la presidencia portuguesa en un país que vive atenazado por la crisis.

Si se hace caso a los expertos, se puede decir que los mercados ya han anticipado el resultado de los comicios a la presidencia de Portugal, en los que Aníbal Cavaco Silva revalidará su mandato con comodidad, y en la primera vuelta, para proseguir con los planes de austeridad que eviten en la medida de lo posible el temido rescate financiero del FMI y la UE.

"Básicamente, Cavaco ya ha ganado", indicó el analista político de la Universidad de Lisboa, Viriato Soromenho Marques. "Continuaremos con nuestras políticas de hasta ahora, con la austeridad a toda máquina para evitar un rescate".

Cavaco Silva, un antiguo profesor de Economía que fue primer ministro durante diez años, conseguiría un 59 por ciento de los votos, suficiente para obtener el triunfo sin tener que volver a pasar por las urnas, habida cuenta de que su rival directo, el socialista Manuel Alegre, apenas llega al 22 por ciento de los votos, según una encuesta de la Universidad Católica Portuguesa publicada este viernes.

Aunque pertenece al Partido Socialdemócrata, el presidente respalda la estrategia del primer ministro, el socialista José Sócrates, para reducir el déficit fiscal subiendo los impuestos y reduciendo los sueldos de los funcionarios. Dado que Sócrates no cuenta con mayoría en el Parlamento, necesita el apoyo de los socialdemócratas para aplicar las medidas de austeridad.

El papel simbólico que hasta ahora ha ostentado el presidente puede adquirir este año una importancia especial. Las dos principales funciones de Cavaco Silva consisten en destituir al primer ministro y convocar elecciones. Si la oposición aprovecha la debilidad de Sócrates y reclama comicios anticipados, Cavaco Silva tendría que ejercer ambas capacidades en los próximos meses.

"Un rescate financiero incrementaría con total seguridad la presión sobre la convocatoria de elecciones generales anticipadas, quizás en junio o julio", explica al Financial Times el analista Francisco Sarsfield Cabral. Tal escenario "complicaría absolutamente todo", añade.

Lo que ambas partes reconocen es la importante labor de mediación que Cavaco Silva ha realizado para acercar a los partidos hacia el consenso frente a la presión a la que se está sometiendo a Portugal.

El presidente ya ha adelantado que tal perspectiva no entra dentro de sus planes y que no recurrirá a esa "bomba atómica", según sus palabras, que es la orden de disolución del Gobierno, un poder que volverá a estar capacitado para usar cuando asuma de manera oficial nuevamente la Presidencia en marzo, si se confirman los resultados de las encuestas.

Cavaco Silva cree, con razón según los expertos, que una disolución del Gobierno no solucionaría el problema básico: la creación de un Gobierno en minoría -en este hipotético caso, el primer ministro sería el socialdemócrata Pedro Passos Coelho, quien no descarta esta posibilidad- en busca de todo el apoyo posible a sus medidas en el Parlamento.

"La inestabilidad reside en el hecho de que los socialdemócratas y los socialistas van a encontrarse en un futuro con enormes dificultades a la hora de alcanzar un acuerdo. Así que o bien el presidente les persuade, o bien convoca elecciones anticipadas", estima el experto en ciencias políticas de la Universidad de Lisboa, Pedro Magalhaes.

Coelho advierte

"Si el FMI interviene a Portugal, el actual Gobierno tendrá que dimitir", señaló Passos Coelho en una entrevista concedida a la cadena TSF y recogida por el Wall Street Journal, en el último de una serie de ataques que podrían dañar los esfuerzos de Sócrates para restaurar la credibilidad de la deuda de los mercados lusos.

Los altos tipos de interés que Portugal está pagando para refinanciar su enorme deuda pública hacen temer lo peor. La semana pasada, Lisboa esquivó una bala con la exitosa venta de sus bonos, pero los economistas temen que los tipos exigidos por los inversores en la emisión de bonos a largo plazo, y que se eleva al 6,72 por ciento, se acerque a niveles insostenibles.

Por ahora, Coelho no quiere ir más allá de las insinuaciones verbales. En la práctica, los socialdemócratas se han comprometido a respaldar los esfuerzos del Gobierno socialista en minoría frente a la oposición explícita de los comunistas y de otros partidos de izquierda. Como un gesto de buena voluntad, los socialdemócratas se abstuvieron durante la votación de los presupuestos de 2011, lo que permitió su aprobación el pasado mes de noviembre.

No obstante, según pasan los días, las diferencias tradicionales entre socialistas y socialdemócratas han vuelto a salir a la luz. El asesor económico de Passos Coelho, Carlos Moedas, pedía al Gobierno medidas concretas. "Hemos ayudado al Ejecutivo del señor Sócrates a conseguir todas las herramientas necesarias para gobernar, incluyendo un presupuesto, y ahora es su turno para actuar", indicó.

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