LD (Agencias) La extradición a Bulgaria de cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino que en Libia habían sido condenados a muerte por haber contagiado a más de cuatrocientos niños, ha puesto fin a un calvario de más de ocho años. Los buenos oficios del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de la Unión Europea y del emir de Qatar han permitido que los sanitarios viajaran la mañana de este martes a Sofía en un avión oficial galo.
En el aparato, que aterrizó en el aeropuerto internacional de Sofía, también viajaban la esposa del jefe del Estado galo, Cecilia Sarkozy; la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, y el secretario general del Elíseo, Claude Guéant. Los tres llegaron el domingo pasado a Trípoli para intentar cerrar las negociaciones para la extradición a Bulgaria.
En un breve acto de recibimiento celebrado en el aeropuerto de Sofía apenas 45 minutos después de que aterrizó el avión, el ministro búlgaro de Asuntos Exteriores, Ivailo Kalfin, leyó un comunicado en el que se afirma que el presidente Georgi Parvanov firmó un decretó de indulto que a los sanitarios les exime de cumplir su condena de cadena perpetua. Indicó que el mandatario "está convencido de su inocencia".
Oficios franceses
La pasada semana las autoridades francesas habían anunciado que Sarkozy viajaría a Libia. Este lunes, el mandatario galo mantuvo contacto telefónico con el líder libio, Muamar Gadafi; con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y otra con el presidente búlgaro, Géorgui Parvanov. Según fuentes oficiales citadas por la emisora de radio France Info, Gadafi tenía interés en que en la conclusión del contencioso sobre las enfermeras y el médico apareciera Francia como protagonista, con vistas a la firma de una "alianza estratégica" con un fuerte contenido económico.
La Unión Europea (UE) ha ofrecido a Libia su ayuda para combatir el sida, modernizando tecnológicamente el centro pediátrico de Bengasi donde ocurrió la infección de 438 niños libios, de los que 56 fallecieron. Las familias de las víctimas han recibido un millón de dólares de indemnización cada una. El martes pasado, el Alto Tribunal de Justicia libio, organismo dependiente del Ministerio de Justicia, conmutó la pena de muerte por la cadena perpetua.
El drama comenzó el 16 de febrero de 1999 cuando las autoridades libias confirmaron su arresto. El 6 de mayo de 2004 fueron condenados a muerte al término de un proceso, en el que los acusados indicaron que habían sido torturados en prisión para arrancarles una confesión de culpabilidad. El tribunal hizo caso omiso de los testimonios de eminentes personalidades científicas como el profesor francés, Luc Montaigner, uno de los descubridores del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) causante del sida, quien aseguró que la enfermedad existía en el centro clínico antes de que llegaran a él los cooperantes.
Extradición de alivio
En Sofía, el presidente búlgaro, Georgi Parvanov, emitió una nota de prensa en la que afirma que se siente aliviado por la extradición de las enfermeras y el médico. "El caso dramático de los ciudadanos búlgaros condenados inocentes está próximo a su fin. Escasas horas nos separan de su retorno a la tierra patria", señala la nota.