LD (Beatriz Mesa) Después de más de 32 años de espera, el pueblo saharaui ha tocado techo y ahora, a propósito del XII Congreso del Frente Polisario, la causa se renueva. Según el Ministro de los Territorios Ocupados y la Diáspora, Jalil Sidi Ehmaded, a partir del doce de diciembre el activismo tomará otro cariz político, diplomático y, si se tercia, militar.
Para Sidi Ehmaded, el retorno a las armas será el epicentro en este encuentro que se desarrollará en un momento de alta tensión entre las autoridades marroquíes y el brazo armado de la República Árabe Saharaui Democrática. La persistencia de la "intifada" saharaui, los informes del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunciando –como nunca antes se había hecho– la violación de los derechos humanos y la decisión del juez español Baltasar Garzón de abrir diligencias contra Marruecos por supuesto genocidio, refleja el desgaste que está sufriendo el país alauí. Por primera vez se demuestra "la realidad de un contencioso, abandonado por las organizaciones internacionales", apuntan fuentes del activismo.
Desde la última etapa del "Plan Baker" (2002), que nació para sacar del atolladero al conflicto del Sáhara Occidental, no se han vuelto a reunir los miembros del Polisario. Se prevé que este año traerá cambios en los distintos ministerios, excepto al parecer en la presidencia. Mohamed Abdelaziz seguirá siendo el secretario general de un partido que surgió para defender a un pueblo cuyos derechos "han sido mutilados desde que España salió del territorio".
El representante del Polisario ante las Naciones Unidas, Ahmed Bujari asegura que este congreso se celebra en un momento coyuntural importante porque hay un proceso de negociación en marcha "que no dará lugar a un desenlace inmediato" y porque aún Marruecos no ha respondido a la tercera llamada de contactos, descartada ya para celebrarse en el mes de diciembre.
Ahmed Bujari, delegado en Nueva York, viajará este viernes a Madrid para reunirse con colegas de su partido de cara al congreso de Tifariti donde se abordará el programa de acción nacional, en debate desde hace cuatro meses. Allí se recoge la "desesperación de los ciudadanos saharauis de las zonas ocupadas y exiliadas", a los que ya ni siquiera les seduce la "intifada" pacífica. Consideran que la ONU, "responsable de este letargo y genocidio", apunta Bujari, ha enseñado al mundo hasta dónde puede llegar y cuáles son sus limitaciones que dejan traslucir un margen de actuación raquítico.
Precisamente esta dejadez internacional es la que "aburre a la gente, sobre todo la que vive bajo la represión, y reclama una presión militar para acabar de una vez por todas con este litigio", comparte igualmente el Ministro de los Territorios Ocupados, Jali Sidi. "La vuelta a las armas es el debate pasional y caliente entre los saharauis", que se encuentran atados de pies y manos desde el punto de vista político y diplomático pero no desde el plano de la acción.
Según Sidi, la debilidad del trono de Mohamed VI es más que palpable ya que no puede seguir sosteniendo a las fuerzas militares desplegadas en la frontera con la parte liberada que suponen un esfuerzo económico incalculable. Ese es motivo de asfixia del pueblo alauí que "si sobrevive es gracias a las ayudas que reciben de países como España, aunque luego tomen otros derroteros, nada que ver con la lucha contra la inmigración clandestina o terrorismo", apostilló Sidi.