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El objetivo terrorista en Casablanca era atacar intereses judíos

Las investigaciones sobre los atentados del viernes en Casablanca han demostrado que el vínculo entre los cinco objetivos, incluida la Casa de España, era la presencia de ciudadanos judíos y no un cambio de estrategia terrorista por el apoyo de Aznar a Bush

(Libertad Digital) Según informa Antonio Baquero, corresponsal de El Periódico de Cataluña en Rabat, las investigaciones sobre los atentados han desvelado que el vínculo entre los cinco objetivos elegidos por los terroristas, incluida la Casa de España, era la presencia de ciudadanos judíos. En los atentados contra el Círculo de la Alianza Judía y el cementerio judío, esos motivos son evidentes, mientras que “la pizzería situada junto al consulado de Bélgica era propiedad de un judío”, según explicaron fuentes de la investigación. De hecho, los terroristas no se suicidaron en la puerta del consulado de Bélgica, sino en la puerta del restaurante, aunque la explosión ahumó la fachada de la oficina diplomática y en un principio se pensó que el consulado era objetivo de los suicidas. Con respecto al ataque en el Hotel Safir, la fuente asegura que allí “se alojaba un grupo de judíos que esa misma tarde se fue”,mientras que sobre el ataque a la Casa de España, “una de las causas que barajamos –dijo la misma fuente– es que parece ser que a su restaurante acudían numerosos judíos de Casablanca”.

Un ataque muy sofisticado

Según El Periódico de Cataluña , la investigación también ha desvelado un grado de sofisticación de los terroristas muy superior al que se sospechaba en un principio. “Cinco atentados suicidas en un espacio de apenas 15 minutos es todo un récord de coordinación en la historia del terrorismo”, según fuentes cercanas a la investigación, que subrayaron que cada uno de los cinco comandos “sólo estaban al corriente del atentado que él mismo iba a cometer y desconocía los que iban a perpetrar los otros grupos”, lo que asemeja este ataque a lo ocurrido el 11-S en Estados Unidos. Esto, según el mencionado rotativo, supone la existencia de un cerebro que coordinó la operación y cuya identidad sigue siendo una incógnita. En este sentido, tanto el ministro del Interior, Mustafá Sahel, como el de Exteriores, Mohamed Benaisa, han hablado estos días atrás de la presencia de “una mano extranjera” vinculada al “terrorismo internacional”, en clara referencia a Al-Qaeda.

Estos hechos vendrían a confirmar que un miembro de Al-Qaeda pudo desplazarse a Marruecos para captar a los terroristas y organizar el ataque. De hecho, las mismas fuentes afirmaron que el perfil de los suicidas es el siguiente: “Criados en la miseria de los suburbios (de Casablanca), con un nivel de adoctrinamiento que les ha convertido en fanáticos”. Según El Periódico, cada terrorista llevaba adheridos a su cuerpo “ocho kilos de explosivos que se accionaban desde una mochila que llevaban en el pecho”, pero el análisis de los restos de las bombas reveló que, “aunque son de fabricación casera, estaban muy bien hechas”, según las mismas fuentes. “Esas bombas no eran un petardo cebado de metralla, sino explosivos fabricados con una mezcla de pentritas y fertilizantes agrícolas que pueden comprarse en los mercados. El explosivo –aseguró un agente– fue elaborado por alguien que ha sido bien instruido, pues consiguió una potencia de deflagración muy elevada”. Además, el detonador de la bomba era eléctrico y ponía en marcha una mecha de entre cinco y diez segundos.

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