Así lo aseguró Sebastián Marroquín, el nombre que desde hace años tiene Juan Pablo Escobar Henao, hijo del que fuera jefe del cartel de Medellín, en una entrevista con la revista colombiana Don Juan que comenzó a circular esta semana, concedida en Buenos Aires.
Según Marroquín, que hace más de quince años vive legalmente en Argentina con su familia, su padre hizo aquella fogata con billetes porque la gente que lo acompañaba en el escondite pasaba frío, además de hambre, pues no tenían provisiones, y la más afectada era su hermana Manuela.
Por otra parte, detalló que una de las costumbres invariables de su padre era ver los telediarios y leer todos los periódicos que pudiera conseguir. "No importaba en la situación de peligro que estuviera. En las mañanas se leía todos los periódicos de Colombia. Al medio día y en la noche se sentaba a ver los noticieros. Jamás decía una palabra. Observaba, a veces apuntaba cosas y cuando terminaba el noticiero simplemente apagaba el televisor", aseguró.
Relató también que su padre se volvió obsesivo en cuanto a la protección de su esposa, María Victoria Henao, y sus dos hijos, tras sufrir un atentado en el estuvieron a punto de morir. Escobar Gaviria tenía una serie de escondites diseminados por Medellín y cada vez que la familia llegaba a uno de esos sitios, les decía que lo recorrieran y si alguno era capaz de saber en donde estaban, inmediatamente lo abandonaban.
El capo Escobar fue abatido en diciembre de 1993 en el tejado de una vivienda de Medellín, mientras intentaba escapar de un cerco policial.