El mundo árabe utiliza unas obras en el Monte del Templo de Jerusalén para lanzar una nueva campaña contra Israel
Las obras para renovar uno de los accesos al Monte del Templo de Jerusalén, que Israel inició este martes bajo estrictas medidas de seguridad, han servido de excusa amplios sectores del mundo árabe y musulmán para lanzar una nueva campaña contra la única democracia de Oriente Medio. El lugar es también conocido como Explanada de las Mezquitas porque alberga los templos islámicos de Al.aqsa y Domo de la Roca. Yaser Arafat ya utilizó una visita de Ariel Sharon a este lugar en el año 2000 como coartada para lanzar una sangrienta oleada de ataques terroristas contra la población israelí, conocida como segunda Intifada. Por otro lado, la reunión entre Ehud Olmert, Abú Mazen y Condoleezza Rice ya tiene fecha: el 19 de febrero.
Entre las restricciones está la de que palestinos varones mayores de 45 años no podrán acceder al Monte del Templo en los próximos días, como así tampoco los turistas ni ningún otro visitante no autorizado. Igualmente, agregó el portavoz, el Monte del Templo "estará cerrado durante toda este martes". "Esta medida –aseguró– fue adoptada en coordinación con el Wakf Islámico", comité que administra los lugares santos musulmanes.
El Monte del Templo es el lugar en el que los arqueólogos sitúan los restos del Segundo Templo de Jerusalén, el mal llamado templo de Hérodes. En ese mismo lugar muchos siglos después los musulmanes edificaron las mezquitas de Al-aqsa y Domo de la Roca, y ahora según el Islam es el tarcer lugar más sagrado para los musulmanes después de La Meca y Medina, y conocido como "Al-Haram ash-Sharif", el "Noble Santuario". Esto lo convierte en uno de los principales escollos en la resolución del conflicto palestino-israelí.
El objetivo de las actuales obras, según la Dirección de Antigüedades, es sustituir una rampa de madera construida hace tres años, después de que un terremoto destruyera la rampa anterior de piedra y cemento, para levantar otra, esta vez también fija.
La nueva rampa, sobre ocho pilares de hormigón y tres veces más larga que lo planeado en un principio, pasará encima de uno de los parques arqueológicos más importantes del mundo, lo que también despierta el recelo de arqueólogos israelíes.
Los medios electrónicos israelíes se están haciendo eco de la reacción indignada en los países árabes, donde, según la primera cadena de la televisión pública de Israel, se advierte de que puede estallar una tercera Intifada y se recuerda que fue un paseo por ese lugar sagrado del entonces líder de la oposición, Ariel Sharon, lo que provocó el segundo alzamiento palestino, en septiembre de 2000.
Abdalá II de Jordania acusó a Israel de "flagrante violación" del tratado de paz entre los dos países por haber comenzado unas obras junto a la mezquita de Al-aqsa en Jerusalén, muy criticadas en todo el mundo musulmán, pese a que sólo se trata de un acceso que no afecta directamente a las mezquitas. Según el tratado de paz firmado entre Jordania e Israel en 1994, las autoridades israelíes dan a Ammán la potestad de velar por el estado de los santuarios musulmanes y cristianos en Jerusalén Este, anexionado por Israel en la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Abdalá II ha ordenado al Gobierno jordano entrar en contacto con organismos árabes e internacionales, así como con el Gobierno israelí, para garantizar el fin de las obras, según se indica en un comunicado de la Casa Real jordana. Asimismo, según informó la televisión pública israelí, distintas voces en el mundo árabe están demandando a Jordania y a Egipto, únicos países árabes que firmaron sendos tratados de paz con Israel y tienen relaciones diplomáticas con este país, que retiren a sus embajadores.
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