L D (Agencias) Las FARC, como todas las organizaciones terroristas no entienden de diálogo pese a los intentos bienintencionados del presidente Uribe. La naturaleza totalitaria de esta banda de asesinos le impide renunciar a sus objetivo maximalistas.
Así se desprende de las declaraciones del terrorista Granda, recientemente liberado por Uribe, que ha pedido cínicamente a los allegados a estos cautivos, entre quienes está Íngrid Betancourt, que también tiene la nacionalidad francesa, que "tengan mucha paciencia". "De pronto hay una ventanita que vamos a tener que abrir entre todos, empujarla, para que se abra y por allí irrumpan quienes están en poder nuestro, pero también los guerrilleros de las FARC" presos, dijo el terrorista, en una rueda de prensa en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en Bogotá.
La CEC acoge al líder terrorista desde que está en libertad por orden del presidente Álvaro Uribe, quien atendió una sugerencia que le hizo su par francés, Nicolas Sarkozy. Granda ratificó que "el imperativo número uno es el intercambio (de rehenes por presos)", pero aclaró que no quiere generar ninguna expectación ante su futuro, porque "no soy Mandrake el mago, yo no voy a hacer ningún milagro".
Con la liberación de Granda, el pasado lunes, que se suma a una excarcelación masiva de terroristas de las FARC, el presidente Uribe busca favorecer un acercamiento para la liberación de las personas que los rebeldes mantienen secuestradas, entre ellas Ingrid Betancourt.
La cautiva, ex candidata presidencial colombiana que también tiene la nacionalidad francesa, figura entre los 56 secuestrados que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pretenden intercambiar por más de 500 terroristas presos, incluidos dos que fueron extraditados a Estados Unidos. Uribe reconoció el pasado lunes a Granda como "miembro representante" para estas gestiones, pero el terrorista ha aclarado en dos ocasiones que su papel lo debe definir el Secretariado o mando de las FARC.
La CEC acoge al líder terrorista desde que está en libertad por orden del presidente Álvaro Uribe, quien atendió una sugerencia que le hizo su par francés, Nicolas Sarkozy. Granda ratificó que "el imperativo número uno es el intercambio (de rehenes por presos)", pero aclaró que no quiere generar ninguna expectación ante su futuro, porque "no soy Mandrake el mago, yo no voy a hacer ningún milagro".
Con la liberación de Granda, el pasado lunes, que se suma a una excarcelación masiva de terroristas de las FARC, el presidente Uribe busca favorecer un acercamiento para la liberación de las personas que los rebeldes mantienen secuestradas, entre ellas Ingrid Betancourt.
La cautiva, ex candidata presidencial colombiana que también tiene la nacionalidad francesa, figura entre los 56 secuestrados que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pretenden intercambiar por más de 500 terroristas presos, incluidos dos que fueron extraditados a Estados Unidos. Uribe reconoció el pasado lunes a Granda como "miembro representante" para estas gestiones, pero el terrorista ha aclarado en dos ocasiones que su papel lo debe definir el Secretariado o mando de las FARC.