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El jefe del Ejército filipino detiene un nuevo intento de golpe de Estado

El jefe del Ejército de Filipinas, el teniente general Hermogenes Esperon, declaró que ha sido desbaratada una conspiración golpista de militares desleales, gracias a la detención de un oficial que ya participó en el intento de asonada de julio del 2003. El Gobierno de Gloria Macapagal Arroyo lleva varios días intentando acallar los rumores de golpe de Estado, que han sido insistentes.

LD (EFE) Un intentyo del golpe de Estado ha sido desmantelado por las fuerzas de seguridad de Filipinas, gracias a la información obtenida tras la detención de un oficial, aún no identificado, que participó en la fallida asonada de julio de 2003.
 
El jefe del Ejército filipino, el general Hermogenes Esperon, ha declarado a la cadena de televisión ANC que el teniente de primera Lawrence San Juan, fugado de una prisión militar el 17 de enero y detenido la víspera en Manila, comenzó los preparativos para una sublevación el 20 de enero. Según el jefe del Ejército, los golpistas esperaban ganarse el favor de jóvenes oficiales de la Academia Militar de Filipinas y poder formar una fuerza de 200 militares con capacidad para forzar a la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, a dimitir.

La revelación de Esperon contrasta con la posición oficial del Gobierno, cuyo portavoz y ministro de Información, Ignacio Bunye, pidió a la población que no preste atención a los rumores de intentonas golpistas. "El pueblo es sabio ante la propagación de rumores de golpe y la propaganda negra que generan unos pocos descontentos para atraer la atención pública de los medios de comunicación", indicó Bunye. "No obstante -concluyó-, pedimos a los medios de información que vigilen a los rebeldes e insurgentes que buscan la desestabilización con la difusión de rumores".

La propia presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, aseguró la víspera en su reunión anual con la prensa extranjera en Manila que tiene confianza plena en la lealtad absoluta de las Fuerzas Armadas. El general Esperon reiteró en sus declaraciones la unidad y lealtad del Ejército al Gobierno.

 
Una tradición golpista

Los rumores de golpe de Estado forman parte de la vida cotidiana y del mundo político filipino desde la caída de la dictadura de Ferdinand Marcos, en 1986. En el primer gobierno democrático de la presidenta Corazón Aquino se produjeron siete intentonas, pero ninguna prosperó.
 
La última asonada se produjo el 27 de julio del 2003 cuando unos 300 soldados y oficiales se apoderaron de un complejo residencial y comercial en Manila y exigieron la dimisión de Macapagal Arroyo, del ministro de Defensa y de los jefes de las Fuerzas Armadas y la Policía. La acción se resolvió el mismo día de manera negociada y los alzados se rindieron, desactivaron los explosivos que habían colocado en el inmueble y se entregaron.
 
Uno de los oficiales que dirigió aquella rebelión se fugó en diciembre, pero ya está arrestado, y otros cuatro en enero, de los que permanecen evadidos el capitán Nathaniel Rabonza y los tenientes de primera Patricio Bumidang y Sonny Sarmiento.

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