Desde que el pasado 7 de julio el presidente cubano, Raúl Castro, anunciara la liberación de los 52 prisioneros del Grupo de los 75 detenidos durante la llamada Primavera Negra de marzo de 2003 que seguían en prisión, 40 de ellos han viajado a España una vez en libertad, tres de los cuales se han trasladado posteriormente a Estados Unidos y Chile. A ellos se han unido también otros doce presos políticos que no forman parte de este grupo –dos más están por llegar–, uno de los cuales viajó a continuación a República Checa. Junto a ellos, según el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, han viajado 316 familiares.
Muchos de estos ex prisioneros políticos rechazaron la protección internacional subsidiaria que les ofreció el Gobierno español y que les permitiría regresar eventualmente a Cuba, y optaron por solicitar el asilo político en España, argumentando que habían sido "desterrados" por el régimen.
Sin embargo, pese a que presentaron su solicitud hace meses, no han recibido respuesta por parte del Ejecutivo, si bien ahora esperan que en las próximas semanas se produzca un encuentro de la Comisión Intermisterial que conforman Justicia, Interior y Asuntos Exteriores, en el que finalmente se aclare su situación.
El no contar con el asilo –explicó a Europa Press uno de ellos, Ricardo González– les impide trabajar y les impide también viajar fuera de España, lo que en su caso le ha imposibilitado realizar "viajes profesionales" en su calidad de periodista, uno de ellos para recoger un premio. "Nos merecemos el asilo", defiende el ex preso, subrayando en que así podrían integrarse en España.
De la misma opinión es Omar Rodríguez. "Queremos que se nos dé el asilo y el permiso de residencia para poder hacer un proyecto de vida, que es lo que queremos", afirma el ex preso, que actualmente vive con su familia en Gijón, y para quien el Gobierno español actuó con un "interés político" de ayudar al régimen de los Castro y "quitar el peso político ante la grave situación" que hay en la isla. "Hemos sido usados como una moneda de cambio" con vistas a la supresión de la Posición Común por parte de la UE, lamenta.
El otro principal motivo de preocupación para ellos es la homologación de sus títulos universitarios y estudios. Según explican, uno de los compromisos del Gobierno español con ellos cuando accedieron viajar a España fue que se les homologarían sus títulos para poder ejercer sus profesiones en nuestro país, pero "no han hecho nada", lamenta Julio César Gálvez. Según él, el Gobierno cubano cobra unos 500 euros por la homologación de cada título y aún siguen sin tener claro quién va a asumir ese coste.
En opinión de Ricardo E. Silva Gual, médico de profesión al igual que su hermano y su cuñada, "estamos a merced de lo que el Gobierno cubano quiera hacer con nosotros". "Nuestra vida depende de una decisión suya de enviar los documentos", lamenta. Pese a ello, no se plantea trasladarse a Estados Unidos porque sabe que allí no tendrá probabilidades de ejercer su profesión aunque "a largo plazo" no lo descarta.
En el caso de Pablo Pacheco, aunque "en un principio pensábamos quedarnos en España tras meses sin encontrar trabajo prácticamente nos hemos visto en la obligación de solicitar viajar a Estados Unidos, donde tenemos familia y amigos". Pacheco cree que el Gobierno cubano no les ha mandado la documentación por un "capricho". "Lo que deseamos en poder trabajar sin tener que vivir a merced de las ONG sino con el sudor de nuestras frentes", asegura.
Casi todos ellos están residiendo ya en pisos de alquiler o en centros de acogida de tres ONG –CEAR, Cruz Roja Española y ACCEM– y están recibiendo de ellas una ayuda económica con la que pagar su alimentación y sus gastos de luz, agua y gas, entre otros. Todos ellos reconocen que la ayuda es "modesta" pero se muestran agradecidos a las ONG y sobre todo a los españoles por su "calurosa acogida", en palabras de Ricardo González, y "a pesar de la grave situación económica" que atraviesa el país, incide Omar Rodríguez.
Sin embargo no todos están satisfechos con esta ayuda. Juan Carlos Herrera Acosta asegura que en todo este tiempo no ha recibido ropa ni otro tipo de ayuda, y tampoco ha recibido la atención médica que requiere la gastritis que padece, con la salvedad de una ocasión en que pidió que le llevaran al hospital. "Es decepcionante lo que estoy viviendo", afirma en declaraciones a Europa Press, subrayando que él "nunca" pidió salir de Cuba.
No obstante, ahora finalmente va a poder tener un piso de alquiler pero, según él, la ayuda de 579 euros que recibirá para los cuatro miembros de familia "no alcanza para nada". Así las cosas, está a la espera de poder trasladarse a Estados Unidos. "Si en España hubiera otra forma de gobierno un poco más cercano a los cubanos quizá no hubiese pensado ir a Estados Unidos", reconoce.
Los disidentes también están preocupados por la duración de las ayudas. Según explica Ricardo Silva Gual, les han dicho que la ayuda que reciben es por seis meses "prorrogable por seis meses más y hasta un máximo de 2 años, pero de forma excepcional". Así pues, ahora se plantea la duda de "hasta cuándo está dispuesto el Gobierno español a seguir ayudándonos".
Ante esta incertidumbre, y a falta de recibir la homologación de los títulos y la respuesta a la petición de asilo, "la gente se va desesperando" y muchos que inicialmente no pensaban en trasladarse a Estados Unidos ahora están planteándose esa opción, incide Silva Gual.
Omar Rodríguez ha manifestado también su preocupación por las "decenas de ancianos" que han viajado junto a ellos a España, puesto que cuando se termine la ayuda estas personas, "hasta donde sé, no podrán optar a la jubilación porque no han trabajado aquí".
Asimismo, según Julio César Gálvez, los familiares de algunos de ellos a los que se prometió que podrían venir a España aún no han podido salir de la isla. Según este periodista, serían unos 15 o 20 y siguen sin tener una respuesta por parte del Gobierno español al respecto.
También están preocupados por los once compañeros de la Primavera Negra que siguen en prisión pese al compromiso de Raúl Castro de liberarles en el plazo de cuatro meses y que expiró el pasado 7 de noviembre. El régimen "ha incumplido su palabra", lamenta Pablo Pacheco, para quien "lo más importante es que los liberen ya".
Pese a todas estas circunstancias, la mayoría de ellos se muestran agradecidos. "Por lo menos estamos en libertad y por primera vez en siete años hemos podido celebrar en familia la Navidad", destaca Julio César Gálvez, lamentando que las cartas que todos ellos han enviado primero a Miguel Angel Moratinos y luego a Trinidad Jiménez para reunirse con ellos y explicarles su situación no han recibido respuesta.