LD (Agencias) Después de tres días de intensas negociaciones en Pretoria, auspiciadas por el Gobierno sudafricano, el presidente de turno de Burundi, el hutu Domitien Ndayizeye, y el líder de las rebeldes Fuerzas para la Defensa de la Democracia (FDD), el también hutu Pierre Nkurunziza, firmaron un pacto por el que los insurgentes se integrarán en las estructuras del Gobierno. Tras la firma del documento, las dos partes ordenaron un cese inmediato de las hostilidades.
"Estamos preparados para comprometernos en este camino", dijo Ndayizeze, quien ocupa la presidencia de Burundi en virtud de los acuerdos de Arusha de 2002 que establecieron un poder étnico compartido entre la minoría tutsi y la mayoría hutu en un Gobierno de transición de unidad nacional. Por su parte, Nkurunziza calificó de "importante e histórico" el compromiso alcanzado. El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, presente en la ceremonia de la firma del documento, señaló que el fin de los conflictos armados es el pilar para el renacimiento africano y que "éste es un momento muy importante para Africa".
En las discusiones se establecieron los mecanismos para que el FDD comparta el poder y participe directamente en las fuerzas armadas, este último un punto muy difícil de los debates ya que tradicionalmente el Ejército ha estado controlado por la minoría tutsi. En las nuevas estructuras castrenses está previsto que las milicias del FDD integrarán un cuarenta por ciento de sus filas y los altos mandos serán divididos en un cincuenta por ciento entre tutsis y hutus. Además, el grupo rebelde se hará cargo de cuatro ministerios, incluido el de Estado, que deberá ser consultado por el presidente del país en todos los casos.
"Estamos preparados para comprometernos en este camino", dijo Ndayizeze, quien ocupa la presidencia de Burundi en virtud de los acuerdos de Arusha de 2002 que establecieron un poder étnico compartido entre la minoría tutsi y la mayoría hutu en un Gobierno de transición de unidad nacional. Por su parte, Nkurunziza calificó de "importante e histórico" el compromiso alcanzado. El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, presente en la ceremonia de la firma del documento, señaló que el fin de los conflictos armados es el pilar para el renacimiento africano y que "éste es un momento muy importante para Africa".
En las discusiones se establecieron los mecanismos para que el FDD comparta el poder y participe directamente en las fuerzas armadas, este último un punto muy difícil de los debates ya que tradicionalmente el Ejército ha estado controlado por la minoría tutsi. En las nuevas estructuras castrenses está previsto que las milicias del FDD integrarán un cuarenta por ciento de sus filas y los altos mandos serán divididos en un cincuenta por ciento entre tutsis y hutus. Además, el grupo rebelde se hará cargo de cuatro ministerios, incluido el de Estado, que deberá ser consultado por el presidente del país en todos los casos.