El Gobierno británico llama a la calma tras el hallazgo de rastros de sustancias radiactivas relacionados con la muerte del ex espía ruso
El ministro británico del Interior, John Reid, hizo un llamamiento a la calma y pidió a los ciudadanos británicos que no se alarmen tras el hallazgo de rastros de una sustancia radiactiva en lugares relacionados con la muerte por envenenamiento del ex espía ruso Alexander Litvinenko. En una declaración ante el Parlamento, Reid aseguró que, dada su naturaleza, el efecto de esa radiación "no se expande a través de largas distancias", sino sólo "a través unos pocos centímetros como mucho". Además de en la casa del espía y el hotel y el restaurante que visitó el día que cayó enfermo, la policía ha encontrado restos de polonio 210 en otros dos inmuebles de Londres.
El ministro del Interior explicó que un área de la unidad de cuidados intensivos del hospital de Londres donde falleció el ex espía el pasado jueves permanece cerrada, mientras que el resto de los departamentos donde fue tratado funcionan con normalidad. "El cuerpo del señor Litvinenko se encuentra en un depósito de cadáveres", añadió Reid, que precisó que el juez de instrucción decidirá si se lleva a cabo una autopsia siguiendo el consejo de la Agencia de Protección de la Salud (HPA).
El ministro del interior advirtió contra las conjeturas sobre las causas de la muerte del ex espía, al subrayar que la policía no estaba diciendo "todavía" que Litvinenko hubiera sido asesinado, y confirmó que el Gobierno de Londres ha pedido a las autoridades rusas "toda la cooperación necesaria" en la investigación. Litvinenko, conocido por sus afiladas críticas al presidente ruso, Vladimir Putin, enfermó de forma repentina el pasado 1 de noviembre, el día en que se reunió en un hotel de Londres con dos compatriotas, uno de los cuales es un ex agente del KGB (antiguo servicio de espionaje soviético).
Ese mismo día, el ex espía se entrevistó en un restaurante japonés con el profesor italiano Mario Scaramella, quien al parecer le facilitó nombres de las personas que podrían estar involucradas en el asesinato de la periodista rusa Anna Politkovskaya, también detractora del Kremlin, que estaba siendo investigado por Litvinenko. El ex espía, de 44 años, fue coronel del Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB, al que también perteneció Putin) y residía desde 2001 como refugiado en el Reino Unido, donde el Gobierno le había concedido la nacionalidad británica.
El antiguo agente secreto, que murió en el University College Hospital de Londres tras un rápido deterioro de su salud, acusó en una carta póstuma a Putin de estar implicado en el supuesto crimen.
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