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El futuro de las inspecciones en Irak amenaza con provocar una crisis en el Consejo de Seguridad

El futuro de las inspecciones de armamento prohibido en territorio iraquí amenaza con convertirse en un nuevo conflicto en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, organismo que aún no se recupera de la grave crisis provocada por la guerra en Irak, según han señalado varias analistas políticos.

LD (Agencias) Este martes, los embajadores miembros del Consejo de Seguridad de la ONU sostendrán una reunión de trabajo con el presidente de la Comisión de Verificación y Control del Desarme en Irak (UNMOVIC), Hans Blix. En la sesión se deberá definir el futuro de las inspecciones de armas prohibidas en territorio iraquí. Según los analistas, el encuentro servirá para conocer la posición de los distintos países y, sobre todo, si EEUU apoya el regreso de los inspectores o si, como se espera, enviará a sus propios equipos. En febrero, el Gobierno estadounidense defendía con contundencia la existencia de armamento de destrucción masiva en Irak, y el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, presentó ante el Consejo de Seguridad unas pruebas obtenidas por sus propios servicios de inteligencia.

En aquella reunión, Powell enseñó fotos tomadas desde un satélite en las que supuestamente se podían ver fábricas químicas y camiones de descontaminación iraquíes. Ahora, cuando el país está bajo control de EEUU, Powell reclama tiempo para poder encontrar las armas, lo que paradójicamente le pone en la misma situación que atravesaba Hans Blix cuando pedía poder culminar su trabajo, que quedó interrumpido por la guerra. El secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó esta pasada semana que los supuestos arsenales iraquíes de destrucción masiva sólo serán descubiertos por las tropas estadounidenses si reciben ayuda de la población iraquí.

Según un artículo que publica el último número de la revista estadounidense Time , el Pentágono ha destinado una brigada completa -3.000 hombres- a buscar las armas de destrucción masiva, y ofrece una recompensa de 200.000 dólares por cualquier prueba que conduzca a su hallazgo. Las autoridades locales estarían autorizadas, según el semanario, a realizar pagos de 2.500 dólares en el acto ante cualquier evidencia. Según expertos internacionales citados por la revista, cabe la posibilidad de que la ausencia de esas armas pueda revelar que EEUU estaba equivocado, lo que colocaría a este país en una situación embarazosa y mermaría su credibilidad.

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