LD (Agencias) Fuentes del Ministerio saudí de Interior han confirmado que agentes de los servicios secretos estadounidenses (CIA) y de la Oficina Federal de Investigación (FBI) participan en la búsqueda de los terroristas responsables de los atentados de este lunes por la madrugada en Riad, a los que se vincula con la red terrorista internacional Al Qaeda. Según reveló el ministro saudí de Asuntos Exteriores, Saud al Faisal, en el atentado participaron quince personas, que pudieron lograr su objetivo gracias a "errores de bulto en los servicios de Seguridad". Durante una rueda de prensa señaló que "los cuerpos de nueve suicidas que participaron en los ataques fueron encontrados entre la chatarra".
El jefe de la diplomacia saudí admitió, además, que otros seis supuestos terroristas están en paradero desconocido, pero que "pagarán por su acto porque Arabia Saudí lucha contra el terrorismo". Con estas palabras, Al Faisal contestaba al embajador de EEUU en Riad, Robert Jordan, quien denunció que el Ministerio de Interior saudí no atendió una sugerencia suya para incrementar las medidas de seguridad contra los complejos atacados, en los que vive la comunidad occidental residente en el reino. El ministro saudí también mostró su convencimiento de que Osama ben Laden y su organización Al Qaeda son los responsables de los ataques, y advirtió que no cesará hasta que hayan erradicado su influencia en el país. Sin embargo, diferentes voces han advertido sobre la ineficacia de la medida si antes no se emprenden cambios estructurales en la sociedad saudí, que en los últimos años ha visto crecer el radicalismo a la sombra de la crisis económica.
Diversas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos denuncian desde hace años la intransigencia del modelo musulmán wahabí que rige en el reino, una estricta forma de entender y aplicar los dictados islámicos que en ocasiones asemejan a la interpretación del grupo ultraintegrista Taliban. En Arabia Saudí existe segregación por razones de sexo: las mujeres no pueden participar de la vida pública -ni siquiera pueden conducir; deben salir a la calle cubiertas con un pañuelo -incluidas las no musulmanas- y no pueden viajar solas. Además, se aplica la pena de muerte para los condenados por robo a mano armada, violación, asesinato y brujería, entre otros crímenes. Asimismo, contempla castigos físicos -como la flagelación y la amputación de miembros- para delitos considerados menores.
El jefe de la diplomacia saudí admitió, además, que otros seis supuestos terroristas están en paradero desconocido, pero que "pagarán por su acto porque Arabia Saudí lucha contra el terrorismo". Con estas palabras, Al Faisal contestaba al embajador de EEUU en Riad, Robert Jordan, quien denunció que el Ministerio de Interior saudí no atendió una sugerencia suya para incrementar las medidas de seguridad contra los complejos atacados, en los que vive la comunidad occidental residente en el reino. El ministro saudí también mostró su convencimiento de que Osama ben Laden y su organización Al Qaeda son los responsables de los ataques, y advirtió que no cesará hasta que hayan erradicado su influencia en el país. Sin embargo, diferentes voces han advertido sobre la ineficacia de la medida si antes no se emprenden cambios estructurales en la sociedad saudí, que en los últimos años ha visto crecer el radicalismo a la sombra de la crisis económica.
Diversas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos denuncian desde hace años la intransigencia del modelo musulmán wahabí que rige en el reino, una estricta forma de entender y aplicar los dictados islámicos que en ocasiones asemejan a la interpretación del grupo ultraintegrista Taliban. En Arabia Saudí existe segregación por razones de sexo: las mujeres no pueden participar de la vida pública -ni siquiera pueden conducir; deben salir a la calle cubiertas con un pañuelo -incluidas las no musulmanas- y no pueden viajar solas. Además, se aplica la pena de muerte para los condenados por robo a mano armada, violación, asesinato y brujería, entre otros crímenes. Asimismo, contempla castigos físicos -como la flagelación y la amputación de miembros- para delitos considerados menores.